El medio blog

Un medio dedicado a los medios.

Friday, June 29, 2007

LA PERIODISTA BRAVA


Thursday, June 28, 2007


Permiso para vomitar:

¡ME TIENE CHATA ZAKARACH!

Solo un breve comentario sobre el hastío que me produce la obsesiva cobertura del tema que han hecho los medios.

Wednesday, June 27, 2007

Cambia todo cambia

Bastante cambios se han producido últimos meses en los medios. Aunque es común que haya movilidad en el gremio a nivel de reporteros y no-rostros, es menos común que se desocupen cargos con mayor visibilidad y autoridad pero eso es justamente lo que ha pasado. Sin embargo, algunas piezas comienzan a reacomodarse.

Así, por ejemplo, la ex directora ejecutiva de Canal 13, Eliana Rozas quien renunció a fines de abril, regresa al mundo académico en la Universidad Católica. Sin embargo, contra todos los pronósticos, Rozas no llega a instalarse a la Facultad de Comunicaciones -de la cual antes fue decana- sino que se integra a la Escuela de Sociología. Buena noticia para los sociólogos porque es una espléndida profesora.

M
ientras, hace ya más de un mes TVN le “levantó” a Contacto a su editora, Pilar Rodríguez que abandonó el bote para irse de productora general de la nueva área Reportajes Prensa, es decir algo así como la segunda a bordo del jefe de prensa del canal público, Jorge Cabezas. Rodríguez fue llorada por su equipo y aún no ha sido reemplazada, por lo que la directora del área de Reportajes de Canal 13, Patricia Bazán ha estado particularmente encima del programa, sobre todo durante su controvertido capítulo inicial.

En El Mercurio mientras tanto, Francisco Mouat, periodista y autor del libro El empampado Riquelme, deja este viernes su cargo de editor de la revista Domingo en Viaje, que ejerció por cerca de una década y se va en busca de nuevos horizontes. Aunque su destino es por ahora incierto para mí, Mouat va a continuar con su columna en El Sábado y se habla de un nuevo libro y clases en la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales.

En CHV ya están plenamente activos los reemplazantes de Fernando Paulsen. Matías del Río asumió el lunes la conducción de Última Mirada con escenografía remozada y Patricio Navia, quien ya estuvo junto a Paulsen en el último capítulo de Tolerancia Cero, pasa oficialmente a ocupar la silla del periodista que se fue a estudiar a Harvard, este domingo. Queda pendiente definir quien reemplazará a Navia a partir de septiembre, cuando este vuelva a sus labores en la Universidad de Nueva York.


Sin embargo, la gran interrogante sigue siendo qué va a ocurrir en el Senado con la propuesta de la presidenta Bachelet para los dos cupos vacantes en el directorio de TVN con Francisco Aleuy y Edmundo Pérez Yoma. Se supone que ésta va a ingresar al Congreso la próxima semana, y requiere de 20 votos para ser aprobada, exactamente el mismo número de senadores con que cuenta la Concertación. Como la derecha ya ha expresado su falta de entusiamo, a menos que los senadores oficialistas se porten ordenadamente y actúen alineados, ya se puede predecir cuál va a ser el tema de la próxima teleserie parlamentaria.

Thursday, June 21, 2007

Cortés Terzi se enojó

“La arrogancia de Cristián Bofill”, titula Antonio Cortés Terzi su columna publicada en la página del centro de estudios sociales Avance, que ya lleva varios días en cartelera. Pero aunque la frase es sugerente, el artículo no es para tanto.
El 11 de junio Cortés Terzi publicó en el sitio de Avance una columna titulada “Concertación: salir del cerco”. Al día siguiente La Tercera lo reprodujo pero con un encabezado distinto: “La Concertación bajo cerco”.
El analista consideró que el cambio alteraba completamente el mensaje y la editora del sitio web reclamó en una carta al director del diario: “Le consta que nada habíamos dicho por las licencias que habitualmente se toman al editar nuestros artículos, porque entendíamos serían problemas de espacio. En este caso, la situación es distinta: el cambio no fue por ese tipo de problemas, por eso mismo, caben interpretaciones de otra índole”.
“No entiendo eso de interpretaciones de otra índole. El editor de Opinión, quien se encarga de estos temas, entrará en contacto con usted. Ustedes son libres, en todo caso, de permitir o no la reproducción de las columnas”, contestó Bofill, respuesta que a Cortés Terzi le pareció arrogante, irónica y poco respetuosa. Por eso, decidió que para evitar “otras eventuales manipulaciones” en adelante estará prohíbido reproducir los escritos del centro Avance sin autorización previa y quién sabe si volverá a publicar en el diario de Copesa.

Wednesday, June 20, 2007


Han creado un monstruo



Pide su derecho a réplica sobre una investigación que nadie además de él ha visto... y se lo dan (aunque nadie entienda exactamente a qué es lo que está replicando).

Accede a último minuto a dar una entrevista que le están solicitando hace días... y se la hacen.

No contesta las preguntas del periodista, le habla a la cámara como si estuviera en cadena nacional y al final solo accede a leer una declaración... y el canal tiene la gentileza de editar las imágenes.

Cita a los periodistas de todos los medios a una conferencia de prensa para reclamar contra una investigación de un programa que, valga la redundancia, nadie ha visto aún, se niega a contestar preguntas sobre otros temas y más encima se enoja.

Cada vez que lo critican a él, sus parientes o su gobierno lo asume como una crítica al Estado y una amenaza contra la sana convivencia del país: "Está surgiendo aquí en Chile una lógica de destrucción, de desprestigio, de descalificación a lo que otros hacen, a lo que otros piensan, a lo que otros dicen. Creo que esto no puede continuar, creo que le hace mal a Chile, le hace mal a la política chilena, le hace mal a la democracia de Chile". Mejor todavía: "Rompo mi silencio, pero no lo rompo por mi gobierno; lo rompo por los necesitados de Chile".

¿Se imaginan cómo habrán sido las cosas cuando era presidente para que un año y medio de salido del cargo, Ricardo Lagos se tome tantas atribuciones? Entre los medios y la popularidad estratosférica que obtenía en las encuestas vaya que quedó mal acostumbrado.

Friday, June 15, 2007


Leila Guerriero:
Latin American Idol

Periodista de La Nación de Buenos Aires, editora para el cono sur de las revistas Gatopardo y Travesías, colaboradora en Rolling Stone, Malpensante y Paula y autora del muy recomendado libro Los suicidas del fin del mundo, Leila Guerriero es una persona muy respetada en Latinoamérica. La argentina tiene un estilo personal, de frases bien únicas y además es muy, pero muy rigurosa y matea tanto en su reporteo como en el uso de las palabras, por lo que realmente da gusto leerla.
Como además de ser una chica súper poderosa, no se cree ni escritora maldita ni es de esas aburridas periodistas sobreintelectualizadas, a Guerriero le gusta la buena vida y tiene mucho sentido del humor. Por eso, durante su última visita a Chile en mayo (invitada por la Facultad de Comunicaciones de la UC a exponer ante los editores de El Mercurio), los que la conocen se la pelearon todos y con suerte tuvo los desayunos libres. Ahora, para los que no han tenido el gusto, Óscar Contardo la entrevista para El Medio Blog.
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En la ciudad en la que nací el único periodista de carne y hueso que existió durante mucho tiempo era un tipo que debió tener más de treinta pero menos de cincuenta. Todos le decían “el colorín”, porque el color del pelo era lo único que lo distinguía de un auxiliar municipal o del lustrabotas de la plaza. Nadie retenía mucho tiempo su nombre o al menos nadie juzgaba necesario memorizarlo. El colorín hacía de todo en el diario del pueblo. Los incendios, los robos, los bautizos, las notas sociales y los crímenes pasionales. También sacaba la foto. Era él quien se encargaba de poner los decesos del día en la pizarra afuera del diario. El colorín era el reportero del aburrimiento perpetuo y mi primer modelo profesional.

Cuando leí Los suicidas del fin del mundo de Leila Guerriero me acordé de la plaza del pueblo, de los fines de semana y de lo difícil que es contar cómo es el aburrimiento y en qué consiste el hastío. También me acordé del colorín. Creo que nunca le hablé a Leila de él. Sólo le dije que Los suicidas... me habían gustado tanto que me dio pena terminarlo, algo que no me sucede con frecuencia. Luego hablamos de otra cosa que debió ser la cantidad de prostíbulos clandestinos que hay en Santiago. Con ella tenemos un diálogo trasandino periódico porque es mi editora en Gatopardo y porque la correspondencia electrónica con ella es un alivio y un placer. O un placer y un alivio.


Yo antes pensaba que Leila era un secreto bien guardado pero hace un mes, cuando vino a Chile invitada por El Mercurio (que es donde trabajo), me di cuenta que no. Al descubrirlo sentí lo mismo que cuando uno es niño y debe enfrentar que las cosas siguen funcionando aun cuando uno no esté presente o tenga los ojos cerrados. Leila Guerriero tiene más amigos en este país de los que tengo yo. Lo inquietante es que ella no para de sumar y yo no paro de restar. Aquí en Santiago, El Medio Blog Corporation me pidió que la entrevistara. Yo le pregunté si estaba segura y El Medio Blog Corporation me miró como mira cuando no quieren que la jodan más de lo necesario. Había un cuchillo cerca.

Como el tiempo fue escaso le mandé un cuestionario con todas esas cosas que nunca le pregunté porque no venían al caso. Este es el resultado.

-¿Alguna vez tuviste en la universidad una de esas asignaturas de comunicación alternativa que prometían un periodismo a escala humana, comunitario, con una visión del periodista a medio camino entre el apóstol y el asistente social?
-No, porque jamás estudié periodismo. Pero, aún si lo hubiera hecho, nadie me hubiera convencido de somos lo que no somos: la Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras.

-¿Tú crees que el periodismo una opción académica o un oficio?
-Como la zapatería, la carpintería y la peluquería, el periodismo es un oficio, a veces casi igual de noble. Nadie enseña a escribir bien, a escuchar, a tener curiosidad y sentido común en la academia.

-¿Qué haces con los periodistas que se creen escritores?
-Nada. Yo no creo que ser escritor sea mejor que ser periodista. Hay buenos textos y malos textos y sólo cambia la materia prima: ficción o no ficción. No sé por qué un señor que se lo inventó todo merece más aplausos que otro que fue a ver para contar. La ficción está sobrevalorada.


-¿Cuál es tu revista favorita?
-La revista Fierro, una revista de historietas que dirigía el escritor argentino Juan Sasturain y que salió entre 1984 y 1992 en Buenos Aires. La revista Página/30 de los años 90. La revista Mad. Las revistas de historieta que publicaba una editorial argentina llamada Columba: El Tony, D´artagnan, Fantasía. La revista Skorpio que se publicaba en la Argentina en los años ´70. Totem y Metal Hurlant, que se publicaban.

-Crímenes, cárceles, guerrilla y narcotráfico: ¿es América Latina un continente para el periodismo de la miseria humana? ¿Cuánto de la visión folclórica de Latinoamérica que existe en Europa o Estados Unidos reproducimos nosotros mismos?
-En septiembre del año pasado, en Bogotá, la revista colombiana El Malpensante organizó una serie de mesas redondas durante un festival en el que se celebraron sus diez años de vida. Una de esas mesas llevaba por título “Las mentiras del periodismo latinoamericano” y allí leímos unos textos Alberto Salcedo Ramos, Julio Villanueva Chang y yo. Odio citarme, pero creo que parte de ese texto que escribí y leí responde tu pregunta. Acá va:
“(...) Hay un chiste más o menos viejo que pregunta cuál es la diferencia entre una hermosa mujer rubia desnuda y una hermosa mujer negra desnuda: la respuesta es que la rubia sale en Playboy y la negra sale en National Geographic.
Más allá del chiste, que es un resumen bastante exacto de un estado de cosas, nadie puede dudar que la crónica latinoamericana tiene oficio y músculo entrenado para contar lo freak, lo marginal, lo pobre, lo violento, lo asesino, lo suicida (yo misma podría poner una banderita arriba de cada uno de esos temas: a todos los he pasado por la pluma y a algunos, incluso, varias veces) pero en cambio tiene cierto déficit a la hora de contar historias que no rimen con catástrofe y tragedia. Puede ser que las buenas historias con final feliz no abunden y que contar historias de violencia dispare la adrenalina que todo periodista lleva dentro. Puede ser que sumergirnos en mundos marginados nos produzca más curiosidad que una realidad de acceso más fácil. Que hablar de los niños desnutridos sea, incluso, una prioridad razonable.
Pero también es cierto que hay una confusión que los mismos periodistas alimentamos y que ha contribuido a sobrevaluar el rol del periodismo de investigación o de denuncia, al punto de transformarlo en el único periodismo serio posible. Esa confusión reza que el periodismo equivale a alguna forma de la justicia cuando, en realidad, los periodistas no somos la justicia, ni la secretaría de bienestar social, ni la asociación de ayuda a la mujer golpeada, ni la cruz roja, ni la línea de asistencia al suicida. Contamos historias y si, como consecuencia, alguna vez ganan los buenos, salud y aleluya, pero no lo hacemos para eso, o sólo para eso.
Por otra parte, es probable que tanto a periodistas como editores nos dé un poco de vergüenza y culpa poner el foco en historias amables, precisamente porque nos sentimos más en deuda con los desnutridos, los marginados, etcétera, y porque, en el fondo, estamos convencidos de que, después de todo, aquellos son temas menores, aptos más bien para periodistas ñoños que escriben artículos repletos de moralejas o insoportables historias de superación humana.
Y, finalmente, a diferencia de las historias de niños muertos, asesinos seriales, mujeres violadas y padres enamorados de sus hijos, los temas amables casi no consiguen premios. Muchos concursos de periodismo escrito son el equivalente a los grandes premios fotográficos en los que la foto ganadora siempre es tomada en África o en el país bombardeado de turno, e involucra a un chico desnutrido, moscas, un perro flaco, la tierra resquebrajada y alguna señora aullando de dolor. Si en sus países de origen nadie da un peso por los niños con moscas en los ojos y las señoras que aúllan de dolor, es impresionante lo alto que cotizan en la bolsa de los premios.
Es probable, entonces, que la crónica latinoamericana no esté contando la realidad completa, sino siempre el mismo lado B: el costado que es tragedia. La negra desnuda de National Geographic”.


-¿Hay países más aburridos que otros?
-Si hay libros y novios y pin balls más aburridos que otros ¿cómo no va a haber países más aburridos? Y más violentos. Y más feos. Y más contaminados. Y casi siempre es el país de otro, nunca el de uno.

-¿Cuándo conociste al primer chileno/chilena de tu vida?
-Creo que fueron dos señores que cuidaban un hotel en medio de la cordillera que crucé con mi familia en 1983, a bordo de una Ford 250 y por el paso de San Francisco. El hotel era como The Shining pero con llamas y pastos amarillos y sin nieve. Nos prepararon un almuerzo y, como estábamos un poco asfixiados por la altura, nos dieron oxígeno. A mí lo del oxígeno me hizo sentir importante. Pero el primero que cuenta llegó muchos años después, en 2003, y fue Andrés Braithwaite, mi primer editor en Chile, que aceptó publicarme en la página de cultura de LUN, y que me enviaba unos mails con encargos que me hacían temblar de terror, entusiasmo y admiración, y que todavía me hacen.

-¿Cuál es tu halago profesional favorito?
-No uso. Hace poco un lector dejó un mensaje en una página de internet, al pie de un artículo que escribí. Decía que le había parecido “como pasearse por el Guggenheim de Wright, pero en palabras”. Me pareció un halago superior. Y debajo había diez tipos indignados que consideraban que ese mismo artículo era la cosa más aburrida que habían leído en su vida. ¿Debo creerle al señor que halaga o a los diez que desprecian? Hay que aprender a no necesitar. Sobre todo, a no necesitar la mirada de los otros.

-¿Cuáles son tus autores latinoamericanos favoritos y por qué?
-Mis escritores favoritos no son latinoamericanos, pero: Alfredo Bryce Echenique y Juan Rulfo. Bryce porque me deslumbró con la prosa de El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz, La vida exagerada de Martín Romaña, Un mundo para Julius, Antimemorias y Muerte de Sevilla en Madrid. Una prosa tierna, ácida, recorrida por una melancolía suave y un coraje disfrazado de derrota. Y Rulfo porque Pedro Páramo, y por la intuición de que no hubiera cometido jamás la decadencia.

-¿Y tus periodistas latinoamericanos favoritos ?
-Martín Caparrós.


-¿Por qué?
-Porque defendió el oficio de cronista desde siempre, desde mucho antes de este falso auge de la crónica; porque es serio con los datos, la investigación y el reporteo; porque no abandona una frase hasta no dejarla bruñida; porque sus crónicas son mecanismos de alta relojería; porque su prosa tiene una música inconfundible e inspirada.

-¿Tienes enmarcada la primera nota que te publicaron?
-¿Como los odontólogos y los dermatólogos que enmarcan sus certificados de asistencia a congresos que no le importan a nadie? No.

-Un inicio de nota que no soportas
-Cualquier cosa que empiece con una palabra terminada en mente –paralelamente, simultáneamente, tremendamente, increíblemente-; cualquier cosa que imite mal el comienzo de Crónica de una muerte anunciada; cualquier cosa que empiece en primera persona masturbatoria e innecesaria.

-Cuando alguien escribe mal ¿se lo dices?
-No. Pero no le digo que escribe bien.

-¿Cómo llegaste a Gatopardo?
-Uno no recuerda cómo llegó a esos sitios donde parece haber estado siempre, pero revisando mis mails veo que en 2002 envié una cantidad de propuestas a quien entonces era una de las editoras, y me encargó una nota. Un año más tarde, en DF, conocí a Rafael Molano. Desde entonces Rafael fue mi gran editor, y un amigo entrañable y generoso al que le debo demasiadas cosas.

-Cuando iniciaste la investigación de Los suicidas… ¿Tenías alguna hipótesis para tanta mortandad? (secta, mafia, trata de blancas, extraterrestres’)
-No. Ninguna. Sigo sin necesitarla.

-¿Lees algún medio chileno? ¿Crees que haya mucha diferencias nacionales en las formas de hacer periodismo escrito? (Argentina y México o Argentina y Chile)
Leía Fibra, leo Paula, leo El Mercurio, leo La Tercera, leo Las Últimas Noticias y a veces leo el Clinic. En cuanto a la segunda parte de tu pregunta, sí, no, y no lo sé. Sólo sé que en la Argentina los mejores periodistas tienen que publicar sus crónicas en revistas de otros países porque en el suyo casi todos los editores están convencidos de que los lectores no leen.

-¿Existe algo como un “lector latinoamericano” o son muy diversos los lectores?
-Si hay revistas de alcance continental es porque existe, al menos, la presunción de que semejante cosa tiene entidad real. Yo no estoy tan segura.

Wednesday, June 13, 2007

Alcance de nombres

Parece que ayer se murieron dos personas llamadas Enrique Campos Menéndez. Hoy tanto El Mercurio como La Tercera se refieren a la muerte de un escritor de 92 años ganador del Premio Nacional en 1986, pero no parece que estén hablando del mismo. Uno es un intelectual ampliamente reconocido por su maravillosa obra y otro es un personaje sin mucho peso literario conocido por su posición ideológica.

"Muere Campos Menéndez, el autor favorito de Pinochet", titula La Tercera que enfatiza su relación con la Junta de Gobierno. Mientras, el decano anuncia más sobriamente que ya no está con nosotros el escritor, político y cineasta y menciona más o menos al pasar el aspecto político. Cada medio destaca lo que le parece más relevante y eso es válido. Pero lo insólito viene cuando hablan de la evaluación que existe sobre su trabajo literario: "Su obra provoca elogios de amplios sectores del mundo intelectual", dice El Mercurio en la bajada del artículo. "Resistido por la comunidad literaria, el Premio Nacional es defendido por Luis Sánchez Latorre: tenía una gran urbanidad y ayudó a varios en la clandestinidad", destaca La Tercera.

En un recuadro, el decano cita las elogiosas declaraciones de Marta Cruz Coke, Alfonso Calderón y Sánchez Latorre con el título "Reconocimiento unánime". Sin embargo, a juzgar por lo que uno lee en el diario de Copesa-que digamosló, no es precisamente El Siglo- el reconocimiento no es muy unánime:
"Como escritor, Campos Menéndez apenas existe en la letra chica de la literatura chilena. En cambio, hasta hoy pervive su fama como el hombre de la cultura durante el régimen militar. Fue asesor cultural de la junta y durante su ejercicio el Premio Nacional de Literatura -en el que participaba con derecho a voz y veto- quedó abducido en la dead zone. Un Halloween literario donde los premiados fueron espantos de escritores", recalca Andrés Gómez Bravo, subeditor de La Tercera Cultura y autor del libro El club de la pelea sobre la historia del Premio Nacional de Literatura.

Wednesday, June 06, 2007



Pamuk versus Irving
Libertad de expresión al gusto del consumidor

En Chile, el rechazo al cierre del canal RCTV en Venezuela ha sido generalizado y salvo excepciones como la de nuestro wikisenador Alejandro Navarro, quien tiene unas ganas locas de hacer copy paste de la revolución bolivariana a Chile, hay acuerdo en que es una medida arbitraria. “Felizmente, a diferencia del PRD en México, en Chile la mayor parte de la izquierda criticó la decisión de Chávez. Bien por la izquierda, y bien por el gobierno de Bachelet que salió a criticar, diplomáticamente, pero a criticar al fin la decisión”, dice Patricio Navia en su Referente a partir de un artículo en que Jorge Castañeda se lamenta de la tibieza con que ha reaccionado la comunidad internacional, particularmente sectores de la sociedad mexicana ante la medida.

Aunque lo que ocurre acá en Chile es muy bueno y es lindo que estemos todos tan de acuerdo, es probable que la oposición al cierre del canal también tenga que ver con que por estos lados Chávez cae mal, porque es insolente y entre varias otras trató de pendejo a José Miguel Insulza y cada vez que puede se pone cargoso con la presidenta Bachelet. Si Chávez fuera más querido es posible que Navarro hubiera encontrado más apoyos, porque muchas veces la defensa de la libertad de expresión tiene mucho más que ver con cuán bien me cae lo que se está tratando de censurar que con el principio de la libre circulación de ideas. No sería nada de raro encontrar entre quienes han salido a denunciar la censura de Chávez en los últimos días a alguno que esté de acuerdo con sacar a patadas Papavilla del cable, por citar un ejemplo cualquiera.

Tal vez uno de los casos más emblemáticos en los últimos años de cuán políticamente correcta puede llegar a ser la defensa de la libertad de expresión en algunos casos y de lo muy complicado que por otro lado es tomársela en serio ocurrió en Europa en 2005. A fines de ese año dos intelectuales enfrentaban juicios por sus opiniones. Por una parte, el célebre escritor y posterior Nobel de Literatura, Orhan Pamuk, quien tras una entrevista con un medio suizo fue acusado de atentar contra la identidad de Turquía por referirse al genocidio armenio durante la Primera Guerra Mundial. “Un millón de armenios y 30.000 kurdos fueron asesinados en estas tierras (Turquía) y sólo yo me atrevo a hablar sobre ello”, dijo el novelista e inmediatamente se inició un proceso que amenazaba con tenerlo encarcelado hasta por tres años por hablar de temas tabú en su país.

La campaña internacional a favor del escritor se inició rápidamente y no hubo quien no se horrorizara de que en el siglo XXI se diera una situación tan retrógrada. Escritores como José Saramago, Gabriel García Márquez, Günter Grass, Umberto Eco, Carlos Fuentes, Salman Rushdie o Mario Vargas Llosa firmaron una declaración de apoyo a Pamuk y acusaron al Gobierno turco de violar los Derechos Humanos. Amnistía Internacional emitió una declaración en contra de la medida y sobre el gobierno turco se dejó sentir la presión de los países de la Unión Europea, club al que Turquía hacía méritos para entrar: "El proceso judicial se convirtió, según analistas, en una prueba de fuego para las aspiraciones de ingreso de Turquía. Para los funcionarios europeos el caso contra el novelista provocaba grandes preguntas sobre la seriedad del compromiso de Turquía con el respeto a la libertad de expresión", explicaba la BBC.

Mientras Pamuk era perseguido por hablar de un genocidio y en el mundo europeo crecía la expectación ante el juicio contra el novelista, en Austria un odioso historiador inglés era perseguido por negar un genocidio. En noviembre de 2005, el muy poco simpático David Irving -quien se ha hecho conocido entre otras cosas porque asegura que Hitler nunca supo sobre el Holocausto o que no hay pruebas de que hubiera cámaras de gas en el campo de concentración de Auschwitz- viajó a Austria para reunirse con un grupo de estudiantes de extrema derecha entre los que causa sensación. Pero antes de llegar a su reunión fue detenido a raíz de dos discursos que había pronunciado 16 años antes en ese mismo país, en los que había negado el Holocausto, un delito penado con la cárcel en Austria.

Tratándose de un tipo que ha sido acusado de antisemita, de falsear la historia y que ha dicho cosas como que "murieron más mujeres en el asiento trasero del auto de Edward Kennedy en Chappaquiddick que las que murieron en la cámara de gas Auschwitz", su encarcelamiento no conmovió a nadie, sin embargo, hubo algunos como Brendan O'Neill que hicieron notar que por más despreciables que fueran las palabras de Irving, mandarlo a la cárcel por ellas era tan contrario a la libertad de expresión como encerrar a Pamuk por las suyas. "La libertad de expresión es para todos, incluso para David Irving", dijo el periodista Charles Glass en el Independent mientras que en The Guardian, Timothy Garton Ash rechazó las leyes sobre la memoria como la austriaca y aseguró que "nadie puede legislar la verdad histórica". Aunque se habló bastante del asunto, la liberación de Irving no se convirtió en una causa masiva, los intelectuales no salieron a juntar firmas, ni hubo presión internacional.

Los resultados en los juicios también fueron distintos. El de Pamuk, proyectado para diciembre de 2005, primero se pospuso y finalmente en enero fue cancelado y el proceso archivado. Un mes más después, Irving fue condenado a tres años de cárcel. Sus abogados apelaron y después de 400 días preso, a fines de 2006, fue liberado y expulsado de Austria con la prohibición de volver a pisar ese país. Desde entonces anda suelto, diciendo las mismas leseras, con la única diferencia que después del caso es un poco más celebre y se siente un poco más víctima.

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