Diario Siete
En pausa
Hoy no salió a la calle el Siete. No se sabe si eso significa el final del diario que surgió de la alianza entre la sociedad continuadora de Siete + 7 y Copesa, es decir entre Genaro Arraigada y Alvaro Saieh.
Aunque hace rato que el diario está con problemas financieros la crisis reventó hace un par de semanas por el lado que menos se esperaba: los trabajadores, que desde el jueves están en huelga. De acuerdo a una declaración pública de Arriagada, presidente del directorio, la empresa ofrece “la total mantención de sus actuales derechos y remuneraciones” y otros beneficios junto con un reajuste de remuneraciones a partir de enero de 2007. Sin embargo, los periodistas, diseñadores y fotógrafos piden que los sueldos se reajusten ahora según variación del IPC, y que se paguen horas extraordinarias, a lo que la empresa no quiere acceder.
Aquí más que malos y buenos, el problema de fondo es que no hay plata. El año pasado el diario perdió $ 850 millones, y para éste se calcula un déficit de entre $ 400 y 750 millones. Obviamente, la huelga complica el escenario y ahuyenta a los avisadores. Aunque fuentes de la empresa aseguran que la intención es seguir publicándolo, si se prolonga podría terminar en cierre, sobre todo si sigue sin salir a la calle.
Desde que comenzó a circular como diario, en enero de 2005, el diario se ha financiado fundamentalmente a través de los aportes de sus socios, pero no ha conseguido hacerse de una cartera de avisadores estable. La pregunta es por qué si tiene un equipo periodístico de buen nivel y marca pauta en diversos temas no ha logrado posicionarse en el mercado publicitario. Obviamente el primer punto es que un año y medio es poco tiempo para que un medio logre consolidarse. Junto con eso surgen los reclamos que hablan de la mezquindad de los empresarios que, comprometidos ideológicamente con la derecha, se niegan a avisar en los medios que no adhieren a esa línea.
Seguro que mucho de cierto en ese punto, pero mi hipótesis es que no se le puede achacar todo el problema a ese factor porque las empresas, con más o menos ganas, terminan por rendirse ante lo que les resulta útil. El mejor ejemplo de eso es el de TVN, el canal público que está lleno de millonarios avisos aún cuando nadie lo identificaría con la derecha. O Radio Cooperativa. Habría qué saber, y yo no lo sé, qué ocurre con el Clinic, quincenario con una circulación de aproximadamente 50.000 ejemplares por número, es decir casi cinco veces la de Capital. No se necesita más que ojearlo para ver que su avisaje es mucho menor que el de esa revista, pero en el último tiempo, después de seis años funcionando, las páginas de publicidad han comenzado a aumentar, aunque podrían ser canjes.
En el caso del Siete no es posible hablar de cifras de circulación porque el medio considera que todavía es prematuro acceder a auditarse tal como después de varios años de insistencia se consiguió que lo hicieran otros medios como El Mercurio, La Tercera, La Segunda, La Nación y numerosas revistas, pero se sabe que está batante bajo los 25 mil ejemplares diarios, porque esa es la meta a cinco años. De acuerdo a las cifras que publicó la ANP sobre el segundo semestre de 2005, el diario con mayor circulación promedio diaria es El Mercurio, con 150.363 ejemplares en comparación con un promedio de 6.122 ejemplares de La Nación. Aunque ese es el número que sale a la calle y no el de venta permite tener una referencia.
Así, el Siete por una parte tiene una línea editorial que aunque es la preferida por los votantes no es la de los empresarios y al mismo tiempo no ha logrado convertirse en una buena vía para promocionar marcas porque tiene un mercado muy chico. Tal como ocurría en el caso del diario La Época, al Siete los únicos que lo siguen son los políticos y periodistas. La razón tras eso es que que pasan completamente por alto los gustos masivos y en vez de pensar qué quiere el público, les entregan una pauta basada en lo que ellos creen que deberían querer leer. Un claro ejemplo es que tiene escasa cobertura de deportes y casi nada de farándula cuando esas son justamente las cosas que venden y que otros diarios o explotan decididamente o al menos intercalan en sus contenidos y portadas para no quedarse abajo. A mí la opción del Siete me parece válida pero claramente no es muy realista como estrategia de negocios.
1 Comments:
que mala por el siete, se ve que se está (con intención) de monopolizar todo el mercado. Las empresas grandes no van a poner sus productos en el siete, porque si tienen la plata, claro que van por la tercera, el mercurio, la nación y lun u otra revista más popular.
Lo que es peor, es que son los periodistas de ese diario los más perjudicados. Pero bueno, ese es el costo de trabajar en el rubro de las comunicaciones, ésta vez le tocó al 7.
Saludos Cordiales
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