Se pisa la cola
Tras el protagónico rol que asumió junto a Bachelet el miércoles 31, Alejandro Guillier fue entrevistado por La Segunda, en donde le preguntaron cómo separaba sus roles de conductor, dirigente gremial y asesor de La Moneda. “No, yo no soy asesor comunicacional de La Moneda. No lo he sido nunca. Lo mismo cuando decían que yo era amigo de Lagos, no éramos amigos, él me tenía respeto y yo admiración. No podría, sería incompatible”, contestó Guillier. Sin embargo, ayer en el Cuerpo D del Mercurio la versión era distinta. Según el diario, el conductor CHV ha realizado talleres de “media training” para capacitar a las autoridades en su manejo con los medios de comunicación. “El periodista lo niega y señala que no se trata de consultarías privadas sino de talleres que imparte el Colegio de Periodistas para financiarse, y en los que participan profesionales como Sergio Campos y Mario Aguilera. Solo admite que han dado sus servicios a mandos medios, pero nunca a ministros”. Lo que no queda claro es qué se entiende por mandos medios (¿subsecretarios?) y cuál es la diferencia entre capacitarlos a ellos y a los ministros. Como a sus compañeros en Tolerancia Cero no les pareció relevante aclararlo, actualmente hay varios medios que buscan intensamente más información para despejar el tema.
27 Comments:
Me gusta esa frase que cita el columnista García Huidobro en el cuerpo de Reportajes de El Mercurio este domingo..."el poder no corrompe, sólo amplifica las virtudes y defectos"...Eso le está pasando al presidente del Colegio de Periodistas. De tanto aparecer y figurarse hizo más vulnerable y ahora andan todos confeccionándole su Dossier...¿a nombre de quién crestas hace las boletas para La Moneda?
lo que si está claro que el ¨Media Training¨no fué suficiente para los alumnos de la Moneda....o será que el profesor estaba capacitado...espero que estos alumnos no empiecen con las tomas
Les aporto un dato: Guillier renunció en marzo de este año a su cátedra como profesor de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile justamente para irse al "segundo piso" y tener más tiempo para estos media training con la Presidenta.
Es difícil ser asesor de imagen, líder gremial, conductor de noticiero, polemista. Hoy en el diario Estrategia (donde es fuente permanente desde que respaldó la postura de ese diario en el problema con la Super), el aludido Guillier promueve que las entidades públicas usen el presupuesto de difusión de sus actividades para arbitrar el pluralismo en la propiedad de los medios impresos. Sólo un periodista tan cercano al poder le entrega justamente al gobierno esa responsabilidad. Lo anecdótico es que en esa misma página de la entrevista viene un aviso de un curso de manejo de crisis para abogados donde justamente se lo menciona a él como expositor sobre la lógica de los medios.
Bien Arriagada! ahora, sólo queda tener las pruebas contundentes de la impesentable actitud del "colega". ¿Y "Proacceso" no podrá ayudar a investigar? Que alguien llame a Olmedo y Colombara para ver si la trasparencia existe de verdad. Porque cómo es posible que no se pueda saber si aquello de las asesorías es cierto o una calumnia. Salvo que se le pague con gastos reservados...
Mis felicitaciones por un blog que aborda el periodismo en profundidad. Sólo falta que lo haga con seriedad y autocrítica.
El espanto que causa a los remilgados periodistas egresados de la UC (como la periodista que entrevistó a Guillier en el Cuerpo D, la autora de este blog y yo) y de otras "universidades" del mismo corte (léase santurronas) que un periodista pueda influir en el debate y representar los intereses de ese monstruo que es el Colegio de Periodistas, sólo se explica por las excesivas horas de atención a las clases de profesores ascépticos en lo ético, pero con muy poca cancha en el cuerpo (me recuerdo de una que rechazó un pedazo de torta para no dejarse influir en un reportaje de vivienda de "Hacer Familia").
El grupo de El Mercurio se ha afanado en desprestigiar a Guillier por hacer lo mismo que sus directores hacen a rostro cubierto: influir. Además, de ello, el periodista lo hace con éxito y obtiene por primera vez que se respeten los derechos laborales de los periodistas, a quienes no sólo golpearon carabineros, sino que también impidieron ejercer su oficio. Ese pecado, influir sin que detrás estén los intereses de la ANP y otros gremios, debe ser prontamente castigado y el prestigio de Guillier aplacado.
Tras ese objetivo El Mercurio se va de tesis: Guillier y Carvajal estudiaron en la Católica del Norte y están conjurados. Carvajal maneja a Bachelet y eso explica la aparición de el periodista y la mandataria en el salón donde su antecesor hacia gala de sus ínfulas imperiales (por lo que la Presidenta actual no podría recibir ahí a sujetos desde Chirac hacia abajo). Después, como "prueba" se sacan las asesorías que el Colegio de Periodistas ha prestado a Educación, negando subrepticiamente el derecho a ese gremio a financiarse, con lo que -de paso- le niegan el derecho a obtener recursos. Para rematar, se cuestiona la veracidad de las palabras de Guillier en cuanto no prestó asesoría a Zilic.
El conjunto trata de ser una bomba explosiva en el rostro del rostro más creíble. El resultado, incierto, porque hace rato que el público no se deja influir por la ética ascéptica que trata de imponer El Mercurio: los periodistas, al igual que cualquier ciudadano (incluidos los dueños de los medios de comunicación) tienen derecho a expresarse y a opinar, y cuando lo hacen suelen representar mejor las aspiraciones de la ciudadanía.
¿Es objetable que Guillier colabore con La Moneda? Tal vez, pero sólo dependiendo del objetivo que el poder busque de esa colaboración. Lo inaceptable es que lo haga para encubrir delitos, y hasta ahora nada de eso se ha sugerido, entre otras cosas, porque ahí El Mercurio tiene tejado de vidrio (baste recordar algunos titulares, como el de La Segunda: "Se mataron como ratas", tras el homicidio de algunos frentistas en los 80).
Como decía anteriormente, más seriedad, en especial con los rumores mercuriales, porque como muchos de quienes participamos de este blog somos de la misma universidad (como lo son Guillier y Carvajal), y eso no nos hace cómplices o parte de un debate de cachacascán. Ojo también con la libertad de expresión: Guillier nunca ha negado que tiene una opinión política favorable al Gobierno y a la Concertación, y con eso, hasta ahora, nunca ha emprendido actos reñidos con la protección de su independencia (al revés y a diferencia de otros muy callados que cobran sueldos en multitiendas que entre otras cosas violan a diario derechos laborales).
Para despedirme, una aclaración: no tengo nada contra El Mercurio (de hecho colaboro activamente para mejorar una de sus secciones), sólo pido que, si de conjuras se trata, veamos todos los elementos involucrados, incluida nuestra formación profesional y lo que entendemos por "ética".
Entiendo que Guiller no les guste: no viene de El Mercurio, no tiene apellidos pitucos ni se codea con empresarios tipo Juan Claro; tampoco es amigo de Fuguet, y es de izquierda y le gustan los gremios. Seguro que odian todo lo que sí le gusta a Guiller por razones culturales, de clase. Pero, asimismo, me parece obseno que estén tan preocupados de él y tan poco urgidos por averiguar sobre C. Zegers. Por ejemplo: qué consecuencias al interior de El mercurio puede tener un señor abiertamente homofóbico como él?Qué significado tiene para las comunicaciones que alguien que colaboró con la dictadura abiertamente hoy sea el director del diario que ustedes conocen tanto.
Que cuestionar el papel que un personaje público como Guillier ha tenido en los últimos días se convierta en un atentado contra su libertad de expresión y opinión creo que es una exageración. El problema no es que influya ni que tenga una posición política pública. Creo que da para discutir que un periodista que basa toda su credibilidad en su independencia haya mostrado tanta cercanía con el poder político. ¿Es objetable que Guillier colabore con La Moneda? Al igual que Andrés pienso que depende en qué consista esa colaboración, por lo mismo debería aclararlo bien. Sin embargo, creo que no es tan sencillo como decir que lo único inaceptable sería que fuera para encubrir delitos, porque hay varias cosas que pueden ser cuestionables antes de caer en la ilegalidad.
Estimada Angélica:
No estoy criticando el derecho a cuestionar a Guillier, como si eso fuera un atentado a las libertades más escenciales. Sólo quiero hacer ver qué hay detrás de ello (cosa en la que no redundaré).
Tampoco creo que él base su prestigio en su independencia, sino en que se ha jugado y arriesgado por algunas causas. A estas alturas para Guillier sería más cómodo hacer un programa de entrevistas, seguir en Tolerancia Cero, escribir libros y sentarse a esperar a que le den el Premio Nacional de Periodismo, tranquilito, sin hacer olitas.
Al contrario, sigue haciendo un periodismo crítico que le ha granjeado enemigos poderosos, querellas, condenas e incluso ese dossier del que hablaba uno de sus perros de presa en este blog (que lo han investigado por todos lados, incluido los gangster que contrató la udi en su ataque de paranoia, ciertamente, pero sin resultados).
Este es otro chaparrón que pasará y vendrán otros y a lo mejor algún día se cae de verdad, pero no va a ser por hacer un periodismo pasteurizado, correctito no más, como pudo hacer cuando Piñera compró su canal, y cuando de verdad era objetable el destino de su independencia.
Concuerdo contigo en que no necesariamente hay que hacer un ilícito para que el acto sea antiético e inaceptable (¿lo es aparecer con la Presidenta cuando ésta destituye un carabinero responsable de palizas a estudiantes y periodistas?), pero quiero agregar que incluso a veces no hacer un ilícito y arriesgarse, es lo verdaderamente ético.
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El debate sobre Guillier en éste y un artículo anterior se ha ido desviando hacia acusaciones infantiles y ridículas. Nadie está criticando a Guillier por no ser cercano a El Mercurio o no pertenecer a cierta "clase" (como si todos los que visitan este blog fueran directivos de la Sofofa). Por otro lado, es bastante torpe decir que Guillier recién comenzó a adoptar posiciones públicas como forma de tirar una cortina de humo por sus problemas en el caso Calvo.
No creo que su credibilidad entre la audiencia se base sencillamente en una noción pública de "independencia". La mayoría de estas apreciaciones también tienen un elemento irracional y es posible que a la gente Guillier simplemente les resulte más simpático. Por mi parte, creo que su credibilidad también se sustenta en la trayectoria profesional y en que a pesar que sus simpatías políticas sean de público conocimiento, no necesariamente se hacen evidentes en su trabajo. Esto lo digo como alguien que no comparte ninguna de sus posturas políticas y como periodista para quien afiliarse al gremio tiene menor importancia que ser poseedor de la tarjeta Jumbo. No obstante, la actuación de Guillier me parece válida y las críticas erradas.
Dos de los tres diarios de mayor influencia en Estados Unidos son marcadamente Demócratas o progresistas (el New York Times y el Wahington Post). Sin embargo, nadie les acusa de obsecuencia frente a determinados poderes ya que por sobre su supuesta tendencia prima cierta integridad periodística. El hecho que Guillier manifieste su opinión en el caso en que miembros de su gremio han sido golpeados por carabineros no me indica cercanía con el gobierno (pese a que es posible que si el presidente del Colegio de Periodistas fuera otra persona no hubiese tenido el mismo acceso a Bachelet), sino simplemente una defensa corporativa que en definitiva es legítima.
Los credibilidad de un medio nace de la pluralidad de perspectivas y no de una perspectiva que se pretende plural. Si alguien quiere un periodismo más ascéptico u "objetivo", entonces que saquen a Javier Miranda del geriátrico y le renueven el contrato en Teletrece.
Me parece que Guillier está bastante sobrevalorado y no sé cuál es la gran independencia que se le celebra porque el colorido se le nota bastante (lo que me parece entendible y lógico en todo caso). El problema de Guillier es que él sea o trate de ser la noticia.
Una pregunta para doña Coneja: ¿Por qué los que postean en este blog siempre lo hacen como "usuario anonimo"?
Tal vez el problema de la aparición de Guillier junto a la presidenta no estuvo en Guillier, sino en ella. Le encontré razón a Melnick en Tolerancia Cero (con Guillier al lado). ¿Por qué no aparece con el de la Fenats o con Pavez tomando medidas? Por otra parte, creo que un periodista agudo como Guillier debería tener la sensibilidad de al menos detenerse a pensar si conviene o no -ya como hombre ancla de un canal, como referente medial- aparecer tan cercano al poder, sin importar la posición política que se tenga. Es decir, una foto en vida social en una recepción, bien; una entrevista a la presidenta, bien. ¿Aparecer junto a ella en la exhibición mediática de una decisión política? Creo que no está bien. Sólo lo digo por el viejo axioma de que no somos la noticia. Le encuentro razón a Angélica en lo de transparentar las actividades relacionadas. En La Segunda (no sé si lo sacaron bien la declaración en todo caso) era que no hacía asesorías para el gobierno. Después eran unas asesorías que hace el colegio. La mujer del César no solo tiene que serlo, etcétera. Es evidente que no es un crimen hacer asesorías, pero Guillier no es un periodista que ya fue, que tuvo que poner una empresa de rr.pp. para vivir. Es un referente mediático importante y activo. Y si las asesorías son del colegio, bueno, que se haga público, ¿qué problema hay?
En todo caso, independiente de Guillier, es impresionante cómo es políticamente incorrecto ser hoy en día más cercano a la derecha. Es decir, si Guillier fuera de centroderecha en lugar de la Concertación, el tema ni siquiera daría para debate: sería más que impresentable. Aunque fuera de la derecha liberal y democrática, si fuera de ese sector, Guillier estaría colgando en la plaza pública hace rato.
Una respuesta para la chica que se da esas saludables tinas de sandía: ¿y cómo quieres que sepa yo por qué comentan anónimamente? Lo que te adelanto es que muy luego voy a eliminar la posibilidad de dejar comentarios sin nombre.
Y ahora, que siga la interesante discusión.
Estimados,
me parece que hay un problema de carácter técnico con el posteo anónimo , una de mis intervenciones salió así, habiendo escrito mi nombre en el casillero...
Quiero comentar algunas afirmaciones:
1. Eso del "viejo axioma" de que no somos la noticia, es eso, un axioma, es decir una definición arbitraria que perdura sólo por el peso de la tradición. Si un león mata un periodista en África ¿la noticia es el león? ¿tenemos que hacerle un perfil a la fiera? Por favor, basta de puerilidades. Guillier es además de periodista, presidente de un colegio gremial y ha hecho todo lo que los dirigentes gremiales aspiran hacer ¿o tiene que dejar de ser periodista para presidir el Colegio de los ídem? ¿El presidente del Colegio Médico tiene que dejar de operar acaso? Basta de sandeces y actitudes potijuntas: La mujer del César se llamaba Cleopatra, hacía política por su cuenta, se tiraba a quién quería y si hubiese seguido los consejos ñoños no habría pasado de ser una princesita más de las que abundan y nadie se acuerda.
2. Me alegro que nadie se haya atrevido a cuestionar las asesorías del Colegio de Periodistas, seguramente los ataques arteros van a implicar más demanda, más aún si se instala la idea de que esta instancia tiene al fin poder de influencia. Se ahorraron el aviso en Economía de El Mercurio.
3. Es cierto que si Guillier fuera de derecha e hiciera lo que hace sería crucificado, pero en buenahora no lo es, y porque no lo es, decide no hacerse el leso y usar el prestigio que se ha ganado en favor de causas públicamente declaradas, a diferencia de otros periodistas que prefieren actuar un papel bastante más gris y opaco (nunca serán tachados de faranduleros, claro está), pero igualmente influyente.
Me parece insólito este diálogo de sordos. Ocurre comúnmente en los foros de los blogs: todos están ansiosos por escribir y opinar, sin molestarse demasiado en leer con tranquilidad lo dicho antes de su opinión. Pero como, me imagino, lo que aquí se persigue es el debate, quizás sea interesante revisar las ideas acá dichas:
1) Tema 1: ¿es cuestionable que Guillier haya aparecido la semana pasada junto a la Presidenta en su calidad de presidente del Colegio de Periodistas, en el momento de que ésta da a conocer medidas?
Varios anónimos hacen chistes, pero según entiendo, Arriagada cree que sí (resumen: "es un periodista tan cercano al gobierno que cree que el pluralismo en los medios es responsabilidad del gobierno"); Sepúlveda dice que sí (resumen: "no somos la noticia"); Almeida dice que no (resumen: "Es solo un periodista que busca influir en el debate y representar los intereses del Colegio de Periodistas"), Baeza también dice que no (resumen: "su actuación fue una defensa corporativa legítima").
Yo creo que la multiplicidad de labores es algo que a la larga te termina jugando en contra: No puedo ser jugador, arbitro y comentarista deportivo al mismo tiempo. Sorry. Es inaceptable para una, o para cada una de sus labores. Guillier apareció al lado de la presidenta como jugador; a las 9 de la noche apareció como arbitro (porque su periodismo es de árbitro: con sus caritas y comentarios nos anda diciendo qué está bien y mal del mundo todos los días), y el domingo en la noche apareció el comentarista deportivo.
De verdad, es innegable: Guillier está sobrepasado por su megalomanía. Se parece mucho a Lagos en esto: cree ser el mejor para todo.
Por supuesto, la megalomanía te pasa la cuenta. Es objeto de análisis cuál de sus tres caras resultará más perjudicada de este embrollo. Concuerdo con Baeza y Almeida: el presidente del colegio de periodistas hizo lo que tenía que hacer (dato: si hubiera sido un periodista X, el tema no habría tenido el nivel de debate que tiene ahora). El "arbitro" es el que más perjudicado sale de todo esto. Y esto es claro: sus trabajos no son incompatibles legalmente, pero de nuevo Guillier no puede quererlo todo. No puede querer "tener influencia" en el gobierno y que eso no afecte su imagen ante la opinión pública, o incluso, ante sus pares.
El rol más curioso de Guillier es el de "comentarista". Ya no en términos de legitimidad social o imagen de credibilidad. Solo en términos de sentido común: ¿cómo podemos tragarnos que el protagonista de la noticia, también la informe y además la comente, la ponga en contexto, si él mismo es parte del contexto? ¿Cómo espera que no nos quedemos con la bala pasada? ¿Cuán acertivo va a ser ese análisis?
Respecto a las responsabilidades, concuerdo con Alfredo: Bachelet tiene responsabilidad con lo primero (aunque en pedir no hay engaño: Bachelet le pidió su presencia, y Guillier perfectamente pudo haberse negado... En el fondo, ¿por qué va a ser tan importante para el gremio de periodistas que su presidente esté al lado de la presidenta? Lo importante era que se tomaran las medidas, que finalmente se tomaron: ¿importaba tanto la foto?) y el director de prensa de Chilevisión (creo que es Caldichoury) con los otros dos. Pero, ¿acaso la responsabilidad es solo de los jefes?
2) Tema 2. ¿Es cuestionable que el presidente del Colegio de Periodistas haga asesorías comunicacionales al gobierno?
Arriagada dice que "es difícil hacerlo bien teniendo tantos roles"; para Sabrina, "faltan pruebas contundentes" para hablar de estas asesorías; para Almeida, "ese gremio está en derecho de financiarse".
En mi análisis, las "asesorías" me parecen absolutamente cuestionable. Me parece absolutamente cuestionable que el Colegio de Periodista haga asesorías a este gobierno o cualquier gobierno. Me parece escándaloso que periodistas en ejercicio en medios de prensa hagas asesorías comunicacionales al gobierno. Y es simplemente impresentable para un canal que el conductor de su noticiario central esté haciendo ese tipo de asesorías. No es un problema legal. Es un problema profesional. Cuando se elige esta profesión hay que elegir un bando: o estás con los que informas, o estás con los que tienen intereses en el manejo de la información. No es "ética ascéptica" o "falta de cancha en el medio" como señala Almeida. Es simple rigor informativo. Nadie puede sacarme las dudas que me genera la labor de Guillier como periodista si está involucrado en estos temas. Yo, como espectador de noticias, ya no tengo nada que creerle.
Es también un problema gremial. Los periodistas no son lo mismo que los médicos o los profesores: las asesorías que pudieran hacer estos gremios a un gobierno no están en disputa con sus intereses gremiales. Los de los periodistas sí.
Almeida parece decir algo como "denle poder a Guillier, es sabio, sabe lo que hace". Y lo que yo entiendo de lo que dice que esa "búsqueda de poder" es a cara descubierta, no como otros medios, que buscan poder a escondidas.
Pues bien, Guillier no es un medio. Es un periodista. Los medios pretenden influir y podríamos discutir si esa influencia es sana para la democracia. Baeza dice que el New York Times y el Washington Post tienen posiciones. Por cierto. Pero Guillier no es un diario, ni un canal. Es Guillier. El poder o influencia que obtenga será para él. Hasta el momento no tengo pruebas que me indiquen que su mayor influencia política sea positiva para el sistema de medios chilenos, o la labor de los otros periodistas.
Gracias por leer.
Andrés, no sé cómo se llama en lógica el tipo de argumentos que utilizas en el punto uno, pero me es imposible rebatirlos porque nunca he estado en África, porque estoy de acuerdo con ellos, y fundamentalmente porque no tienen que ver con lo que planteé originalmente. Tal vez usé mal la palabra "axioma", pero no por eso la afirmación de que los periodistas no somos la noticia no tiene validez. La aparición pública de Alejandro Guillier junto a la presidenta tiene un lado gremial y otro lado político: el apoyo automático a una decisión gubernamental por parte de alguien que es -insisto- referente medial importante. Voy a caricaturizar solo para ilustrar el punto: es como si Guillier hubiera dicho "Eso, presidenta, así se hace, uh". "Los médicos" (nótese el entrecomillado, ya que no son todos) pueden o no aparecer apoyando a un gobierno y eso no va a influir en cómo sacan el apéndice. Los periodistas, en el ejercicio de sus funciones, qué quieres que te diga, es bastante más complicado. Tal vez una carta de agradecimiento en nombre del colegio bastaba. Aparecer junto a ella lo hizo entrar en un juego de poder que creo que no es el que le corresponde/conviene como dirigente de su gremio, y definitivamente no es apropiado para un hombre-ancla.
Lo de Cleopatra... en realidad fue amante de César, no la mujer, así que el consejo nunca corrió para ella.
Lo de potijunto... ¿cómo sabías que anduve enfermo de la guata toda la semana?
No tengo nada personal contra Alejandro Guillier, al contrario, lo recuerdo como un jefe cercano, amistoso, con inquietudes intelectuales, cuando compartimos madrugones en TVN hace más de diez años. Pero soy a la antigua: me parece genial que un periodista quiera ser activista del propio gremio, pero si se transforma en eso, es mejor que al mismo tiempo no sea un referente en credibilidad, información, opinión. Para seguir con caricaturas ilustradoras de puntos, "me cuesta" más creerle ahora cuando analiza el gobierno en Tolerancia Cero.
Parece que les están pisando mucho la cola. Pero después deel dolor hay placer, recuerden.
Estimados señores periodistas,
Encuentro verdaderamente lamentables algunas de las
afirmaciones recientes, por obtusas y puristas. Me sorprende que periodistas duchosentiendan su función de una manera tan unidimensional, chata.
A saber, la vida pública no es un partido de fútbol, es bastante más complejo que un juego con reglas
claramente convenidas, y desde luego, se juega bastante más que saber quién será el que disfrute
las tostadas y el café del lunes. Eso implica que quienes actúan en lo público son personas, y que
éstas importan más que sus roles. Así, en lo complejo del mundo social nadie juega papeles únicos
y todos son de manera alternativa o simultánea, jugadores, árbitros o comentaristas. Eso es ser,
precisamente, ciudadano (además, decir que Guillier es juez porque mueve una ceja...)
El creer que los periodistas no son capaces de ser ciudadanos, sin que por ello deban renunciar a su
oficio (en aras de no sé qué ideal), proyecta desconfianza en las propias capacidades. Cualquiera que sepa lo mínimo de economía del trabajo sabe lo valioso que es que un trabajador pueda ser capaz de asumir más de una función. Si los colegas piensan que ellos sólo sirven bien "comentando" lo que otros
hacen o arriesgan, les pido que se inhiban de proyectar sus propias debilidades en los demás.
Peor, se afirma o sugiere que los medios de comunicación son los únicos que tienen derecho a influir ("Guillier no es un medio"), o por lo menos que tienen más derecho para hacerlo que un simple periodista. Esta afirmación en particular no resiste el menor análisis y sus consecuencias son
desastrosas: o sea que los periodistas debemos
limitarnos a ser meras herramientas del ejercicio de la libertad de expresión de los dueños de los medios donde trabajamos ¡Por favor! ¡Exigo una
retractación!
Los periodistas somos profesionales y no simples
suches serviles. Si no hay etractación pido una
respuesta a esta pregunta: ¿Piñera, dueño de Chilevisión, tiene más derecho a influir que
Guillier, su empleado? Estimo que, incluso, si la influencia Guillier la usa para sentirse feliz todos
los días y admirarse en el espejo, está en su pleno derecho.
Esta misma lógica apatronada se proyecta al Colegio de Periodistas. El Colegio Médico y el de Profesiores sí tienen derecho a ejercer presión o
actividades lucrativas, el de Periodistas no, y debe limitar su accionar a realizar bingos para los colegiados sin pega. Por favor, todos los gremios ofrecen servicios asociados a su quehacer y a nadie se le ha ocurrido que eso sea impropio. Además hay un error de fondo respecto de las consecuencias de los apoyos o rechazos de los colegios profesionales a los Gobiernos: si el Colegio Médico decide parar, ciertamente incide en las tasas de extirpaciones de apéndices. Lamentablemente, al respecto no hay una buena ponderación del peso relativo de los gremios:
El Colegio de Periodistas es chico y antes de la presidencia de Guillier, insignificante, el Colegio Médico es poderosísimo, casi frena el AUGE y ha
hecho elegir a dos de sus ex presidentes como diputados, quienes han defendido a brazo partido sus intereses gremiales.
El Corolario "hay que elegir un bando: o estás con los que informas, o estás con los que tienen intereses en el manejo de la información" ya no puede ser más pueril ¿Bandos? Deduzco que uno de ellos es el público: todas las señoras Juanita, inermes ante
un Gobierno, por definición, sospechoso, el otro: una manga de complotadores preocupados de engañar al país con el mero objetivo de fidelizar votos para seguir afanando. Por favor, esa lógica es perversa.
Desde luego que hay que apoyar a los gobiernos cuando de ellos dependen bienen comunes y criticarlos cuando se considera que deben enmendar rumbos o cuando hacen actos que atentan contra
derechos. Esa cintura la utiliza cualquier medio de comunicación, incluso la Radio Agricultura, y cada editor también, e incluso el más ratón de los redactores, si puede y se le presenta una oportunidad para poner algo "de su cosecha".
Refiriéndome a la arista "política" de la aparición
de Guillier junto a Bachelet ese día: perfecto, acaso un periodista no es un sujeto político y no
tiene derecho a mostrar cómo su gestión, en parte, sentó el precedente nada de desprecible de decirle a Carabineros que no se tolerarán los abusos que todos
vimos por tv, y que algunos hemos presenciado en vivo. Me da la sensación que a buena parte de este foro se le quedó en el adn el desprestigio que Pinochet inoculó a la palabra política. Esa
aversión, mis estimados, es propia de la derecha.
Por otra parte, el sacrosanto público no sólo requiere de "información" de parte de sus
periodistas, necesita además de transparencia y eso implica
señalar cuáles son los intereses de quienes les informan, y en eso nadie puede acusar a Guillier de
oblicuidad. Además, quién informa mejor es el que tiene acceso a las fuentes ¿o no? el problema es entonces qué se hace con la información, a la cuál ciertamente hay que obsdervar con mirada crítica, pero no descartarla por el simple hecho de que ésta fue proporcionada por algún interés. Obvio y de perogrullo, y hasta ahora nadie ha reclamado que
Guillier ejerza su oficio como agente de la dinacos, al contrario, hasta ha tenido encontrones con Lagos y varios de sus ministros en muchos episodios. Sólo para refrescar la memoria, traigo al recuerdo el conflicto que tuvo con la directora de secocu, cuando ésta quería medir la "calidad" de la información y Guillier la criticó porque la situación -según adujo- se prestaba para que el gobierno pauteara qué era ético y qué no. Otro ejemplo más cercano: el lío que hubo cuando el comando de la entonces candidata Bachelet quiso que ni Chilevisión ni Guillier estuvieran en el debate, porque el canal es de Piñera, su contendiente.
La conclusión que se saca es errónea: con este episodio y otros similares, Guillier no se ve
perjudicado en su credibilidad, y su canal sigue gozando de mayor prestigio como informador que el
resto. Puede ser que algunos colegas se molesten y les duela que en todas las encuestas, año tras año, siga a la cabeza de los ranking, pero eso no se proyecta en el público, que es el que importa ¿o me equivoco?. La explicación es simple: Guillier está en mejor posición para informar, y en consecuencia
para comentar lo que está pasando, porque su testimonio es de primera mano y no oculta sus intenciones y motivaciones, ni trata de amañar una versión "oficial".
Al final, como anécdota, sólo quiero aclarar que Cleopatra fue mujer de César y su hijo iba para
emperador (antes de que lo mataran). Lo aclaro, porque me parecería muy raro que a estas alturas consideremos barragana a la reina de Egipto porque no tenía libreta.
Estimados comentaristas: interesante el debate. Bien por Sepúlveda y Baeza, que escriben breve y son abiertos de mente. Dispuestos a revisar sus posturas. Mal por Almeida, que escribe muy largo y tiene una postura casi fanática. ¿Por qué defiende tanto a Guiller?
Felicitaciones por el blog, con interesantes aportes y buenos debates. Me alegro de haberlo descubierto.
Angélica, felicitaciones por el debate provocado alrededor de un tema netamente medial. Lamentablemente todavía hay demasiados anónimos. El mismo Andrés Almeida debería contextualizar sus comentarios con información personal que haría más entendible como valiosa su pasión. Personalmente le creo completamente a Alejandro Guillier cuando asegura que no realiza asesorías pagadas al gobierno. No es lo mismo "trabajar para el segundo piso" como afirmaba uno de los anónimos, que dar cursos de manejo ante la prensa en el Ministerio de Educación o de manejo de crisis para abogados. De todas formas, pienso que el dictar estos cursos tampoco es apropiado para el dirigente gremial de los periodistas, ni siquiera como forma de obtener recursos para el colegio que preside. Independiente de las simpatías electorales de Alejandro, creo que esa relación de “respeto y admiración” que reconoce cultivar con el poder, quizá útil para su trabajo de reporteo, tampoco es conveniente para un dirigente. Esa es la razón de mi anterior post: pienso que esas "intimidades" se convierten luego en concesiones al gobierno, como fue tanto el aparecer junto a Michelle Bachelet en un momento en que ella lo necesitaba como su argumento de considerar recomendable que los funcionarios de gobierno usen los dineros públicos que tienen para difundir sus actividades con el objeto de asegurar el pluralismo en la propiedad de los medios. No me parece correcto que esos funcionarios tengan libertad para usar esos recursos - por ejemplo el presupuesto del Ministerio de Salud para sus campañas de bien público- para arbitrar la calidad del “cuarto poder”. Los invito a conocer el blog que los vecinos de la UC estamos creando para conversar de este tipo de temas: www.blogsuc.cl.
A mí a estas alturas solo me interesa dejar en claro que Cleopatra sí fue amante y no mujer de Julio César, (puede chequearse en britannica.com) y que no hice ningún tipo de juicio moral con respecto a ella. Dije que era amante solo por respeto a la lógica de la frase "la mujer del César no solo tiene que serlo, sino parecerlo"; aunque la señora Cleopatra sea muy chora y digna de todo mi respeto y admiración, el dicho no está dedicado a ella (en realidad, Cleopatra no necesitaba parecer la mujer de César, se bastaba a sí misma). Otrosí: el dicho habla de la mujer "del" César, no "de" César (o sea, de Cayo Julio César). El título de "César" fue empleado por los emperadores romanos desde Octavio en adelante, justamente en honor al algo agujereado mandatario. Todo esto lo sé por "Roma", la increíble miniserie que HBO emitió durante el verano.
Agradezco que al fin alguien pregunte por mi filiación de frente. Da pie para acabar con tanto comentario de soslayo, que curiosamente siempre provienen de enenes temerosos de de asociar sus nombres a opiniones.
La verdad es que esperaba que alguien respondiera a algunas de mis provocaciones con un ¡qué tanto, si voh soi el hijo de Guilier! pero ha vencido la prudencia y ciertamente, los argumentos y no las descalificaciones por ser quien se es.
Por lo demás, tengo la seguridad que la mayoría de quienes escriben con su nombre saben perfectamente quién es cada cual (ergo quién es Andrés Almeida), y quienes no dan la cara, también, porque sino no habría tanto comentario sibilino en torno a mi supuesto "apasionamiento" o "fanatismo".
Para evitar, justamente, que mis argumentos fuesen descalificados a priori decidí usar mi nombre sin ninguna frase aclaratoria del tipo Andres Almeida, "el hijo de Guillier". No veo por qué debería hacer eso ahora si no le he hecho nunca, ni para conseguir trabajo ni para que una fuente me abra las puertas. Mi apellido es Almeida y lo llevo con mucho orgullo y nunca he considerado la alternativa de adosarle un guión seguido de la prosapia francesa de quien me crió como padre, al más puro estilo del flamante diputado Marco Henríquez-Ominami.
Tampoco consideré adecuado usar un alias (el estilo Daniel López ciertamente no me gusta) ni, menos, escribir desde el anonimato, hubiese sido, ahí sí, cuchufletiar una defensa espúrea.
Hecha la aclaración, espero que sirva para contextualizar mi postura, la que ciertamente tiene que ver con mi cercanía con Guillier, pero, debo aclarar, no tanto por un impulso primario de defender la familia (Guillier se defiende sólo y bien), sino porque gran parte de mi formación como periodista se debe más a los debates y discusiones que siempre hubo en casa, que a las lecciones y recetas que me prodigaron en la UC. En buenahora.
Je je je... este debate esta mucho mejor que el del Termometro.
El sentido del humor de don Andres Almeida sigue igual que cuando estudiabamos en Campus Oriente.
Clap Clap!!
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