El medio blog

Un medio dedicado a los medios.

Monday, January 07, 2008

La muerte de un niño
Por Alfredo Sepúlveda

La última vez que vi, la columna en El Mercurio
“Clemente”, en la que Cristián Warnken se despedía de su hijo de tres años, llevaba más de cuatro mil comentarios. Es, lejos, la columna que más impacto ha tenido desde que la A2 y la A3 dejaron de ser un coto de la derecha y abrieron sus puertas para ponerse más diversas e interesantes hace ya varios años.
Debo decir que, como la gran mayoría de la gente que leyó “Clemente”, lloré al final y hasta fui parte de esos cuatro mil y tantos comentarios. Además, pienso que la columna está bien escrita. Debo decir también que en el calor de la publicación, percibí dos “bandos” divididos, básicamente, por la opinión que tenían sobre el hecho de que el padre doliente se hubiera animado a publicar la columna en vez de llevar la tragedia de una manera privada. Si me preguntan, a mí no me parece mal que Warnken haya escrito la columna, es más: es una demostración de fuerza de un columnista, que incluso frente a lo peor que le puede pasar, se levanta y escribe. Me gustaría también decir que la columna es en el fondo una pieza literaria, no de opinión. Pero creo que el tema en términos mediáticos no es Warnken, sino el tipo de columna que escribió y lo que ella causó.
¿Debe cualquier medio que quiera ser parte de la tradición periodística del primer mundo, acoger los problemas y tragedias personales de sus columnistas?
La pregunta es un poco injusta, porque los medios grandes juegan en todas las ligas: tienen sus Op-Ed, sus revistas del corazón, sus espacios experimentales, su lugar para el humor y si están bien encaminados y con la voluntad de explorar la web 2.0, se dan la maña para intentar formar comunidades. El punto es que es raro ver algo así en el Op-Ed más importante del país. Hubiera sido mucho menos extraño en alguna revista como la Ya o incluso El Sábado, que han publicado columnas de este tipo.
Pero la columna ya está hecha y el efecto es más que interesante. De partida, este particular Op-Ed hizo mucho por la inclusión de El Mercurio en la web 2.0. Ciertamente conectó a distintos lectores, sin distinción política, en la experiencia del dolor, que es una experiencia casi física, y en gran medida religiosa y a veces mística. Apareció también la vertiente religiosa de la comunidad: los comentarios eran más bien viscerales en el sentido de la búsqueda de consuelo. Hice una rápida búsqueda de palabras en los primeros 2010 comentarios: la palabra “Dios” está escrita 756 veces; “fe”, 641 y “ángel” (con y sin acento), 466. Nada de lo que provocó esta columna está para los paladares liberales y laicos, digamos.
De hecho la reacción más curiosa provino el domingo pasado de parte de
Cristóbal Orrego en Reportajes, una pluma de corte religioso ultra católico que alguna vez ha hecho piggybacking de lo que escriben Carlos Peña. En esta ocasión le tocó el turno a Warnken: Orrego le dice qué tiene que pensar y sentir respecto de la muerte de su hijo (ojo con los comentarios a Orrego). Yo no sé si se conocen o no, pero me pareció una falta de respeto. Pero en fin, hablamos de consecuencias e impacto y es verdad que nadie obligó a Warnken a que publicara la columna: se expuso a la plaza pública a la que tanto Orrego como los cuatro mil comentaristas tienen derecho a asistir.

66 Comments:

Blogger andrea p. said...

piggybacking???
please explain in native, even in pokemon or pelolais slang, but please don't let me be misunderstood...

12:19 PM  
Blogger Alfredo Sepúlveda said...

"al apa"

12:41 PM  
Blogger TantoGusto said...

¿piggybacking? El problema que si lo reemplazo por "al apa" tampoco tiene mucho sentido.
Lo que le sucedió a Warnken es espantoso. Transformar ese dolor en una columna del diario más importante del país tiene algo que me provoca incomodidad, porque me da palco para ser espectador de la desesperación por una tragedia sin vuelta. Hablarle al niño muerto en un diario tiene algo impúdico. Como lector me pone en una situación incómoda, medio indecente, injusta. ¿Puedo decir que es una cursilería? ¿Puedo decir que lejos de emocionarme me dolió el estómago? Cuando lo leí lo pensé. No lo comenté hasta que alguien me preguntó y di mi opinión y de vuelta recibí un surtido de pachotadas que me dejó mal. Creo que circunscribir esto a una norma periodística es trivializarlo de una manera innecesaria. Darle consejos al columnista me parece más grosero aun. Tal vez yo tenga un sentido del luto distinto. Prefiero tomarlo como un gesto desesperado de alguien que sospecho no encontrará consuelo. Para mi no hay duda que en esos miles de comentarios había más voyerismo y esa innoble sensación de sentirse bueno en la medida que la lástima se expresa que una condolencia respetuosa y privada.

Saludos miles
TG

1:44 PM  
Blogger Pía Guzmán said...

La columna de Warnken es maravillosa. Una forma poética de despedir a un hijo. ¿Por qué tanto miedo a que los sentimientos más profundos de un ser humano sean parte del dominio público? Ello humaniza el medio que la publica y nos permite compartir el dolor de un hombre y su familia. Creo que es mucho más formativo que tanta información sobre la farándula, que nada aporta al bien social.

3:00 PM  
Blogger leo lihn said...

TG: te encuentro tan lúcido y sensible en general que me extraña la la escasa imaginación y empatía de tus comentarios.
Esa frase "para mi no hay duda" te hermana con lo peor de este país (medina, hasbún, etc.) y te exhibe como un comisario más, sólo con algo de estilo.

3:25 PM  
Blogger PG said...

"Al apa" me gusta pero es una traducción muy amable: no dice que el que está al apa es también un zángano, prendado a la espalda viviendo de la sangre del otro. Sobre lo otro: cuando murió el Gato Alquinta varios cientos de miles de personas llegaron a la capilla ardiente y nadie habló de una marea de opinión. Dejar tarjetas de condolencias por una tragedia que nos duele a todos no puede ser sinónimo de comentario. Nadie va a un velorio a debatir. Nadie va un funeral a intercambiar puntos de vista. Lo extrañísimo en todo esto es por qué se trasladó esa ceremonia fúnebre, normalmente silenciosa por respeto al dolor, a la tribuna de opinión de un diario.

3:28 PM  
Blogger Ma®ía Pastora said...

Creo que la columna es una maravillosa forma que tiene un hombre público de compartir su dolor.

¡Saludos!

3:29 PM  
Blogger TantoGusto said...

Estimado señor Lihn. Cuando digo "para mi" es "para mi" y no quiero que todos piensen como yo lo hago, sólo doy una opinión sobre un asunto público por el que se convoca a opinar. No fui yo quien hizo público ese tema. Le concedo que tal vez dudo mucho de las condolencias masivas y públicas en un blog y que debería ser más confiado de la naturaleza humana. Pero el caso es que se trata de una opinión ABSOLUTAMENTE DISCUTIBLE que no pretendo imponer. No sé si eso (dudar y pensar que más que empatía sea simple vanidad disfrazada de condolencia) me hermana o no me hermana con alguien,me hace más o menos empático o más o menos "bueno". El problema con este asunto es justamente esto: ¿estoy forzado a la empatía? ¿qué se supone en este caso que es una opinión empática? ¿Y si no opino lo mismo soy una mala persona o peor que eso una persona sin imaginación? DE alguna manera la columna transformada en un post de blog confunde los planos que A MI MODO DE VER deberían estar separados. Mi opinión no va acompañada de nunguna condena. Sólo es un punto de vista que pensé que podía dar sin que se me lanzara de vuelta una pachotada.
Dicho esto le confío que si alguna certeza absoluta tengo es que el comisario en este caso no soy yo. Yo no me manejo en el ámbito del insulto, solo en el de la duda. Si el tema era reforzar una certeza suya debió avisar y se habría ahorrado un mal rato.
TG

4:01 PM  
Blogger Marisol said...

Las palabras 'literatura' y 'humanizar' contaminan ya demasiadas cosas, y creo que es mejor dejarlas fuera de este ejemplo en específico (intuyo que a Warnken lo motivó más un resultado terapéutico o sanador que literario, y ciertamente no creo que a partir de dramas se "humanicen" nuestros diarios).

Sí es interesante la duda de Alfredo sobre la cabida que pueden tener asuntos así de personales en las páginas editoriales (by the way, ¿realmente crees que las columnas del cuerpo A son tan influyentes a estas alturas?). Yo pensaba que no, hasta lo de Warnken, que me parece una excepción completamente legítima. Pero confieso que estoy bien cansada de leer lo que le sucede a algunos columnistas con sus hijos el fin de semana y jamás podré olvidar la rabia que sentí cuando el Cuerpo D acogió esa pieza de proselitismo titulada "La alegría de ser numerario", escrita por adivinen quién.

5:08 PM  
Blogger Marisol said...

Andrea: ¡qué linda canción que es "Don't let me be misunderstood", sobre todo en la versión de Nina Simone!

5:11 PM  
Blogger Sergio Fortuño said...

Leo este blog a menudo, pero no comento. Es que soy retraído.

Sobre las columnas firmadas en la A2 de El Mercurio, no me parece que sigan existiendo por su influencia, sino por el aporte de algunas en cuanto entretención. Por lo menos me pasa a mí como Hermógenes y Bardón. Con ellos, es como una película comercial. Sabes qué va a pasar, lo que te importa es cómo y, en este caso, con que palabras y giros estilísticos.

Esos dos veteranos saben que la fórmula está en escribir siempre la misma columna, algo que sus compañeros de página parecen no aprender aún.

Cristián Warnken, al menos, parecía haberlo atisbado. Se podría decir que sus columnas conforman algo así como un llamado sistemático al rescate de un sentido lírico, estético y cultural que el país habría abandonado en pos de la modernidad.

La columna sobre su hijo debería ser vista como un evento aislado. Escapa a cualquier tendencia que pueda identificarse siguiendo tales o cuales publicaciones efectuadas en la sección que la alberga. Es una expresión más de la irrupción de un hecho doloroso en la vida de alguien y ese es el tipo de cosas que no sigue pautas lógicas.

No me resulta algo que pueda abordarse racionalmente. ¿Podría haberla rechazado un editor argumentando que se trataba de un asunto personal? ¿Podría haberla aceptado argumentando que se estaba frente a un drama íntimo que remece a los lectores y que había afectado a un hombre conocido y respetado?

Siento que cualquier detención racional a considerar el asunto habría resultado inhumana, en El Mercurio, La Cuarta o el New York Times.

El sábado, LUN republicó la última columna de Julio Martínez en ese diario. El tema: precisamente el hecho de que fuera su última columna. ¿Hizo mal LUN? ¿Hizo mal Jota Eme? ¿Si el se permitía esas licencias, por qué todas las alabanzas en las elegías de la semana pasada?

No tengo conclusión. Sólo estoy convencido de que la muerte de un niño vuelve todo irrelevante. Esta discusión, el periodismo de opinión, los medios escritos, el periodismo en general.

7:10 PM  
Blogger Fernando Paulsen said...

Recuerdo cuando Mohammed Ali apareció en la cumbre de la antorcha olímpica de Los Angeles, tiritando descontroladamente por su Parkinson maldito. Recuerdo varias columnas periodísticas que criticaron que se prestara para una humillación pública semejante. El más grande aparecía como una cosita, balbuceante, casi interdicto, lo más lejos de un pedestal que se pueda imaginar.
Recuerdo a un Juan Pablo II babeando y tiritón en la Plaza de San Pedro, intentando completar un saludo apostólico ante miles de fieles. Como estamos en Chile, hubo pocos comentarios en público, pero muchos en privado lamentando que el Pontífice se prestara para esa visión tan decadente.
A ellos, y a todos los que están como ellos, se les recomendaba cuidar la dignidad, la imagen de la historia. Había formas alternativas de mantenerse digno. Aparecer lo mínimo, limitarse a los más cercanos, no arriesgar papelones públicos. Un país con esa mentalidad esconde a sus ancianos, los encierra entre cuatro paredes, los hace comer aparte si hay invitados, no confía en ellos y menos los contratan cuanda jubilan.
Un país con esa mentalidad define a priori lo que es digno y lo que no es digno de mostrarse a la hora de los momentos traumáticos. Si eres viejo y enfermo, escóndete; si eres comunicador, escritor, de eterna vocación hocicona, guarda tu palabra, refrena tu naturaleza, que se viene el tiempo de los modales y lo que debe hacerse. Una de las maravillas de la comunicación humana es que es libre y, la gran mayoría de las veces, acompaña a donde va a la persona de la que es parte. Fondearla, disimularla, causa dolor. Más aún cuando la herida es tan feroz que sólo hay tiempo para el lamento. Y el comunicador se lamenta en público, no sólo en privado. El o ella escogen cómo hacerlo y dónde, y buscan en la frase elocuente, en el grito desesperado, en el orden gramático que ordena durante unos minutos, unas pocas palabras, una catástrofe infernal en el reino del caos. Para echar afuera, para hacer lo que está en sus genes hacer, que es poner la cara, salir a la calle, mostrar los tiritones y la baba y el corazón hecho mierda, y seguir haciendo lo que el impulso manda, que es continuar siendo el que se era, resistir el despeñadero por la vía de no abandonar la estirpe.
Cristián Warnken hizo un poema en vez de una columna sesuda sobre la dramaturgia o la última obra filosófica. ¿Quién definió al columnista como alguien desprendido de sí mismo y de su público? ¿Quién exige que despersonalice sus temas, que sea eunuco de sus emociones?
El columnista o bloggero que tenga la capacidad de quitarse de encima la transmisión de su esencia cuando opina, de la piedra en el zapato que oprime las teclas, ese, el que siempre hace lo que se debe hacer, que tire la primera piedra.
Yo sólo le mando a Cristián un abrazo, y agrego su poema desgarrado a la mejor antología humana chilena, para cuando llegue el tiempo de tiritar, babear y leer recordando tiempos que ya no vuelven más.

8:24 PM  
Blogger andrea p. said...

Fortuño y Paulsen, admiro lo que dicen y cómo lo dicen, el retraimiento sereno de uno y la desmesura apasionada del otro, pero quiero decir que, en éste como en muchos otros casos, el silencio también podría ser una opción. Está pasado de moda, exige contención,lo usamos tan poco que se nos olvida lo agradable que es, lo sano y bueno que es.
Por otra parte, yo menos que nadie exigiría que el columnista se desprendiera de sí mismo y despersonalizara sus temas y emociones, pero también, perdonen lo bestia, es parte del juego que si decide publicar su intimidad y sus emociones se acepte que esa columna pueda ser comentada como cualquier otra, es decir en términos de oportunidad, estilo, profundidad, etc. A mí, por ejemplo, las columnas de C. Warnken me parecen muy malas, tremendas de malas, por razones de fondo que no es oportuno detallar aquí, y ésta, sintiendo de verdad toda la pena y compasión del mundo por esta tragedia, no fue una excepción.

9:10 PM  
Blogger Fernando Paulsen said...

Vale, Andrea.
Que vengan los comentarios no es problema. Pero que ellos sean instrucciones sobre cómo comportarse comunicacionalmente, cuando buena parte de tu vida consiste en comunicar pensamientos y otras intimidades, me parece ridículo, un acto castrativo, que de seguir la historia literaria y periodística la recomendación, sobraría espacio en los anaqueles de las bibliotecas.
Lo que se comunica es siempre criticable. Pero sugerir que no se comunique me parece una invasión de la decisión personal. Ahora si alguien cree que Cristián Warnken está profitando de la muerte de su hijo, que lo diga así y con firma, y no se escude en modales convencionales, maneras de comportamiento adecuadas y otras recetas maestras del disimulo.

11:09 PM  
Blogger Baradit said...

En semejantes circunstancias Warnken tiene derecho a hacer lo que le de la más real y desaforada puta gana.

Ante cosas así no hay comentario posible salvo un abrazo y el más sentido de los pésames.

11:51 PM  
Blogger andrea p. said...

No entiendo la violencia del comentario del sr Paulsen. Me debo haber explicado mal, pero bueno, no importa. No creo que sugerir una opción entre varias –y en realidad pensaba en los visitantes de este blog, no tanto en el columnista– sea invadir una decisión personal. Quizás escogí un mal ejemplo para mi defensa del silencio. Quizás otros tengan sentimientos más puros, y ahí, qué se le va a hacer, me voy a ir al infierno no más.

9:36 AM  
Blogger elpancho said...

Muhammed Ali prendió la llama olímpica en Atlanta 96.

10:34 AM  
Blogger Villalobos said...

Llego tarde a una discusión muy interesante, pero creo que soy parte de la minoría de animales sin corazón que piensan que:

A)Al publicar el texto en el diario, el señor Warnken estaba permitiendo que se la lea y evalúe tal como se hace con miles de columnas todos los días. Distinto hubiera sido que la leyera en privado, en una ceremonia o frente a un grupo reducido.

B) Siguiendo lo anterior, me parece que su editor debió rechazarle el texto basado en que es una de las cosas más siúticas y penosas que me haya tocado leer. Que la escribiera bajo una situación personal tan extrema la verdad es que no es excusa.

C) Tal vez la culpa (no sé si la palabra es "culpa") no sea entonces del autor, sino de alguien en el medio que debió filtrar el asunto y evitar que se publicara tal como lo leímos.

Paulsen tiene razón, el señor Warnken es un comunicador y tiene el derecho a usar su espacio para hablar no sólo de temas externos sino de cosas cercanas a su corazón. Los lectores, por su parte, tienen derecho a encogerse de hombros respecto a sus motivos personales y opinar sobre la columna como tal.

C) Seguramente quienes no aplaudimos la iniciativa lucimos como gente sin entrañas, pero la verdad es que no conozco personalmente ni al autor ni a su familia. Entonces mal podría tener una empatía extra con la situación si no la tengo con las decenas de muertes con las que me topo en los noticiarios cada semana.

Digan lo que digan, ese "apoyo" de tanta gente nace de una distorsión del tema relacionada con que el señor Warnken es una figura pública. ¿No es raro que mucha de esa gente -estoy seguro- apenas levante una ceja cuando se cae un avión con 500 personas?
Mala o no, le reconozco a la columna original el ser una expresión directa de un tipo que elige exponerse en un momento de dolor.
Los posts de respuesta en el sitio del Mercurio, en cambio, me revuelven las tripas.
Lo siento.

10:56 AM  
Blogger Fernando Paulsen said...

Elpancho tiene razón. Fue Atlanta. Sorry.
Mi primer comentario fue "desmesurado" y fui Paulsen. El segundo fue "violento" y cambié a Sr. Paulsen.
Cambio y fuera.

10:59 AM  
Blogger TantoGusto said...

¿Perdimos a Paulsen para siempre?
Come back Paulsen. Andrea, Antonio Gil y yo te extrañamos. Yo siempre te defiendo en las reuniones que organizamos para hablar mal de ti y digo cada media hora para mesurar los ánimos "Ok, Ok, pero a pesar de todo Paulsen es un buen hombre atrapado en una camisa Polo, sino ¿cómo se explican que tolere a Melinck?"
Paulsen, Fernando, Sr o Mr "¿Cómo vamos a saber cómo se hacen (bien) las cosas (en Estados Unidos) si no fuera por (el Sr)Paulsen? Uno que tuvo la mala suerte de tener esa crianza medieval, premoderna del Curiyork vernacular y telúrico no tiene más referentes que ese. Pucha cai. Más que molestarte debería provocarte compasión. Si yo te contara cuando una vez llegó al pueblo un jugador de basquet ¡NEGRO! y los curiyorkeans ---que nunca habían sido expuestos a un african american--- corrían tras el desdichado con los niños en anda (piggybacking aprendí que se dice) y las guagua en brazos para que la criatura le tocara el pelo y la piel carbón. Hasta kunta kinte le gritaban por la calle y se corrió la voz de que un vecino le regaló un hueso para que adornara su pelo. Y eso que los curiyorkeans no son exactamente una de ascendencia sueca.
Pero lo hacían todo en buena onda eso sí. La mejor onda.
Bueno para distender los ánimos les confieso que a mi me pone nervioso Stephen Hawking (ese apellido suena como Piggybacking), en especial en esa foto donde sale levitando pero no me atrevería a confirmar que el sujeto profita de su cuadriplejia.
Creo que hay una diferencia entre el pudor y la represión, el mismo que hay entre la discrepancia y la acusación. No creo que nadie acuse aquí al señor Warnken de nada, tampoco que se pretenda prohibir la publicación de columnas sobre ciertos aspectos de la vida privada. LOs que discrepamos lo hacemos sobre su columna (esa en particular), su oportunidad y estilo, que es el ámbito opinable en este caso. Ir más allá (y perdona que se me salga el curiyokean pueblerino) me parecería más que inapropiado, grosero.
No te enojes Paulsen o mando a hacer poleras con la leyenda "Que Vuelva Paulsen" y las reparto en el Gaytown (JM de la BArra/Merced/Mosqueto). Soy Capaz.

Saludos, nada es lo mismo sin ti
TG

12:02 PM  
Blogger Leon Bloy said...

Soy católico y periodista, por lo tanto estoy acostumbrado a ser minoría. Pero hace mucho tiempo que no me sentía tan en minoría como en esta oportunidad.
i) Cuando me enteré de la muerte del hijo de Warnken no dudé un segundo en que la próxima columna sería sobre ese tema. ¿Tincada? No se me habría pasado por la mente que alguien en el diario sugiriera evitar el tema. En eso concuerdo con la opinión de S. Fortuño.
ii) Cuando leí la columna de Orrego no se me pasó por la mente que fuera a provocar la reacción que provocó ¿Será porque separo el contenido de la persona que lo emite? Es decir, por qué cuando un católico habla de Dios se habla de proselitismo y revoltijo de tripas, y cuando un agnóstico habla de Dios no se le considera parte interesada también en la discusión; la sospecha es unilateral y automática. Cómo puede llegar a causar "rabia", Marisol, una columna en la que una persona declara su alegría por ser Opus Dei.
iii) En línea con lo anterior, releo la columna de Orrego y no puedo dejar de ver que es una columna en la que él cuenta su experiencia -su juego- con la muerte y no me parece que su intención haya sido -como dice Alfredo en el post original de este intercambio- "decirles qué deben sentir" los Warnken-Pavlovic. Eso no sólo sería de mal gusto, sino tonto. Y Orrego será muy Opus, pero no es tonto. Los interpela directamente a ellos, es cierto, tal como la muerte interpela a cualquiera, pero ante una interpelación como la de la muerte, uno no puedo sino hacerse ciertas preguntas e intentar algunas respuestas. Quizás en la búsqueda de esas respuestas se encuentren trazos del consuelo. Me parece que eso es lo que Orrego escribió. Pudo haberló escrito más fácil, es cierto.
Saludos a todos.
José Agustín Muñiz

1:07 PM  
Blogger leo lihn said...

Reaccionando al post de Villalobos:

No, no tiene nada de raro que algunos se sientan más cercanos a otros. Justamente, el "nosotros" surge de concebirse parte de una comunidad, de ver a un otro como igual a uno.
En eso, más allá de las líricas declaraciones, nadie logra vivirlo cotidianamente y a los que lo alcanzan los llamamos heróes, santos, etc.
Sentir empatía por el dolor de warnkén y tratar con respeto la manifestación cruda de ese dolor es, justamente, lo que haría alguien que se sintiese parte de un "nosotros". Como apunta Baradit, ante la muerte de un niño la estética queda en silencio. Los judios en señal de luto se desgarraban la ropa y se arrancaban los cabellos. Y es que el dolor por la muerte nos saca del juicio de los días y nos instala fuera.
"Opinar sobre la columna como tal" parece una frase cercana a esos que buscan "la naturaleza juridica del arrendamiento" pensando que van a encontrar algo que responda a esa entelequia. No existe la "columna como tal", eso es un mito que confunde la seudociencia con la estética.
Algunos de los que defendemos la forma en que Warnkén exhibió su dolor sostenemos que no existe vara con la que medir algunas expresiones humanas intensas (Paulsen aludió a la enfermedad y la senectud) y que pretender enjuiciarlas como se mide el discurso de Peña o de Orrego es perderse algo importante de la experiencia humana.

1:28 PM  
Blogger PG said...

Yo no veo aquí ninguna minoría ni bandos ni nada de eso. Veo más bien un incómodo almuerzo de familia el día después de un velorio. A escasez de tema o quizá para acentuar el sabor agrio de ese tipo de reuniones, se ha propuesto como postre un tema de sabor bastante amargoso e igual de irrespetuoso: qué nota le vamos a poner al discurso fúnebre del herido inmediato y qué significan esas tarjetas de pésame. Tal vez por eso antes se acostumbraba reservar los chistes para los velorios. No para hacerlos divertidos. Se me ocurre que era para evitar que la diversión en silencio fuera el difunto mismo, sus deudos, y la mueca, sincera o falsa, que pusimos cuando los miramos.

2:17 PM  
Blogger Alfredo Sepúlveda said...

León Bloy, tienes razón en que estoy atribuyendo intenciones a la columna de Orrego, pero justamente ese es el juego de las columnas: no son neutras, el paquete viene con los valores del columnista incluidos. En sus columnas él se muestra como algo más que un columnista católico: yo lo veo como un predicador en campaña de conversión masiva. Pero bueno, tienes razón: quién no quiere convencer al otro de sus ideas.
También te encuentro razón en que es un asunto, más que de opinión, de gustos. De mal gusto en todo caso. O de un gusto diferente al mío, mejor dicho: a mí no se me pasaría por la cabeza ofrecer la solución que yo tuve para sobrellevar un luto y decir que es la única y que es la verdad... si es que no me lo piden. Como dije en el post, no sé si se conocen, pero si la familia Warnken no es católica o es agnóstica creo que es una falta de respeto.

3:25 PM  
Blogger Siberiano said...

Con las columnas Warnken pasa algo divertido: resulta casi tan snob que no te gusten como que te gusten. Yo , personalmente, no lo considero un columnista particularmente virtuoso pero sí creo que, en este caso puntual, entrego un testimonio -porque eso es, más allá que algunos quieran realizar ejercicios estéticas en una situación donde realmente es de bastante mal gusto hacerlo-..."sobrecogedor" o "dolido" si se quiere, aunque creo que rotulándolo y calificando intenciones nos alejamos de la simple razón de su escritura la que -como bien distingue Marisol García- creo está más cercana a lo terapéutico, a la más irracional-racional forma de sacudirse la pena.

4:18 PM  
Blogger andrea p. said...

EL calor me debe tener muy atontada pero de verdad que les encuentro razón a todos, hasta a mí. Me parece una muy buena discusión, aunque el tema sea penoso y los tertulianos se manden cambiar porque los llamen sr.

5:02 PM  
Blogger mstipicic said...

This comment has been removed by the author.

5:58 PM  
Blogger mstipicic said...

Estoy con Fortuño. El dolor es dolor y no hay consideraciones éticas, periodisticas ni de ningún tipo que puedan caber en una situación como esta.
La columna de Warnken me pareció una declaración de amor a Clemente y sé a ciencia cierta que las cuatro mil personas que hicieron sus comentarios se transformaron en fortaleza para esos destruídos padres. Quienes hasta hace poco creían que la muerte era un proceso reservado y doloroso descubrieron que la existencia de personas dispuestas a entregar un abrazo y ofrecerse a mitigar el desgarro, finalmente podían mantenerlos en pie. Si escribir era la forma que Warnken tenía de mantener vivo a Clemente en los corazones de todo el mundo... bienvenida sea su columna y todo, todo lo que de aquí en adelante decida hacer para seguir viviendo a pesar de su inmensa pena.

6:04 PM  
Blogger Jorge Saavedra said...

La acción de Warnken es un acto catártico y lastimeramente sanador, muy inherente al traumático momento que vive, son palabras demasiado viscerales que no caen en la clasificación de una “columna semanal”… El es así, no me lo imagino de otra manera.

Cuando supe de la noticia, lo observé allí sin la tan característica luminosidad que lleva adentro, en los funerales de su pequeño hijo, y se me vino a la mente el comienzo de las primeras líneas de “Diario de Muerte”, la obra de su tío materno:

“Nada tiene que ver el dolor con el dolor
nada tiene que ver la desesperación con la desesperación
Las palabras que usamos para designar esas cosas están viciadas
No hay nombres en la zona muda”

11:04 PM  
Blogger Gabriela said...

Ahora recuerdo que la semana pasada mi mamá me comentó que "ese joven de la tele que hace un programa de conversaciòn, se le muriò el hijo la semana pasada" ella se enteró en el preciso instante que ibab llegando la ambulancia y carabineros a la casa de Cristián Warnken, pero en ese momento nadie sabía de que se trataba, solamente al día siguiente nos enteramos todos de la noticia.

12:36 AM  
Blogger Sergio Coddou said...

Me parece que es de muy MAL GUSTO criticar la columna desde un punto de vista estilístico, literario, etc. Lo que le pasó a Warnken -- a quien no conozco -- es lo PEOR que le puede ocurrir a alguien.

Los que lo critican son unos ociosos "centinelas" del gusto que están siempre buscando algo que criticar (un pecado muy común entre los habitués de la sección cartas de El Mercurio), muchas veces ni siquiera para que el criticado mejore o tenga cnciencia de su supuesto error, sino para lucirse ellos mismos con sus juicios sofisticados, inteligentes o desvergonzados, políticamente incorrectos, etc.
Tantogusto tiene estilo, pero le pena la falta de clase.

1:19 PM  
Blogger TantoGusto said...

Señor Coddou:
Sinceramente no creo que fuera necesario ser tan agresivo. Efectivamente para ciertos estándares me debe faltar clase, aunque entrar en ese ámbito para argumentar su disgusto quedaría mucho mejor en el guión de una teleserie venezolana en el momento en que la niña rica le sacude el pelo a la empleada porque le subió la voz. Me avergonzaría si realmente fuera el ocioso que usted piensa que soy. No me atrevería a decir lo que le puede llegar penar a usted, tanto porque no lo conozco como porque hacerlo en una discusión colectiva me parecería inapropiado.

Desclasadamente
TG

2:43 PM  
Blogger Pía Guzmán said...

Esta claro que lo ocurrido a Warnken removió sentimientos muy profundos de mucha gente. Si no que lo digan los comentarios al Blog del El Mercurio y a este mismo medio. ¡Cuanta controversia! y cuan desenfocada en ciertos casos, que más parecieran un duelo de espadachines linguisticos, que un comentario al tema central.
La muerte de un hijo es lo peor que nos puede suceder, pero pocos tienen la oportunidad de manifestar en forma tan pública su dolor. No es malo hacerlo, nos muestra lo único seguro que tenemos en la vida, que algún día nosotros también estaremos muertos. Sin eufemismos.
La primera columna -repito- que la encontré maravillosa. Sin embargo, la de hoy me dejó un gusto "raro", quizás a demasiado. La columna no se puede convertir en un diario de vida sobre el dolor de la perdida de un hijo. Echo de menos un cierto pudor .....

3:07 PM  
Blogger Sergio Coddou said...

TG:
Efectivamente no era necesario ser tan violento, pero lo fui y ya está. Es mi problema (lo que me pena): controlar la ira.
Sigo opinando lo mismo con respecto a tu comentario, y mi opinión de falta de clase no es base a tu persona -- que no sólo no conozco, sino que ni siquiera sospecho quién eres (se supone que un importante periodista de la plaza, según alguien dijo por ahí) -- si no específicamente a tu comentario, cuyo hilo siguió un tal villalobos y otros, acerca de la exposición pública que alguien hizo de un dolor a todas luces inenarrable e inasible con las herramientas de la razón.
Te recuerdo, eso sí, como alguna vez lo comenté en tu blog, que a pesar de todo, sigo siendo un admirador de tu prosa y de tu (casi siempre) lúcido raciocinio

atte
scm
PS: buena la imagen de la niña rica tirándole el pelo a la nana, pero no viene al caso

3:13 PM  
Blogger Bruno Córdova said...

La columna de Cristián Warnken ha reunido las dos peores cosas que le puede ocurrir a un padre: la pérdida de un hijo y dejar la puerta entreabierta para ser acusado de profitar de un hijo.

Mientras Warnken no dispuso del primer incidente, sí dispuso del hecho de escribir dicha columna.

Quizá la emocionalidad inherente a semejante desgracia personal, inhibió a Warnken de tomar conciencia del riesgo de hacer una columna demasiado personal, más aun tratándose de una columna editorial de El Mercurio, espacio cuyas plumas comentan diariamente las noticias de lo tenido como real impacto público (si bien hablar de literatura en un editorial sea chancho en misa; pero no es el punto).

Volviendo al asunto principal, el columnista olvidó el riesgo latente de caer en el mismo saco de otros padres que han ventilado a sus hijos (los padres de Christell, los McCann).

Aun cuando Warnken no haya obrado de mala fe, el acto cometido (en cuanto a acto propiamente tal) está manchado con esa doble lectura.

Tal como los niños ricos no compran zapatillas caras para no ser relacionados con el culto por la zapatilla del flaite poblacional, Warnken debió prevenirse.

4:11 PM  
Blogger Villalobos said...

Bueno, cuando monseñor Coddou saque su encíclica "Sobre Qué Cosas uno Puede Tener Opinión y Sobre Qué Cosas No, Porque No Has Sido Tocado por la Gracia", yo me anoto con una copia.

Esto no tiene nada que ver con Warnken, al final.

5:48 PM  
Blogger Sergio Coddou said...

villalobos (o como te llames)
mejor anótate con un manual de comprensión de lectura, porque yo jamás he dicho que NO se puede opinar acerca de la columna de Warnken, sólo he dicho que criticarla desde un punto de vista estilístico-literario es algo que ME PARECE de muy MAL GUSTO.

Te traduzco, me parece algo feo, una actitud agujna, mala leche, que transforma a quienes sostienen este tipo de juicios -- y se dan el tiempo de publicarlos en un blog muy visitado -- (todo esto, ante MIS ojos, se entiende) en los "nicolás monckeberg" del periodismo escrito, o sea, en tipos preocupados de atacar por atacar, sin importar el daño, y sólo con la mirada puesta en el lucimiento que le puede acarrear dicho ataque, sin importar la tormenta de mierda que generan...
esto repito, recalco, subrayo, enfatizo es sólo mi opinión...
sorry a coneja y al autor de la entrada por haber gatillado involuntariamente una desviación del asunto

6:19 PM  
Blogger PG said...

Estimada Pia,
La palabra no podía ser más exacta: esto es un duelo.

7:45 PM  
Blogger wenselao said...

En el mejor de los casos fue un Poema o algo de ese estilo, porque columna de opinión propiamente tal, nada. o por lo menos no estoy acostumbrado a las columnas de opinion de ese estilo.

Ocupó el espacio que tiene en el diario para darle el uso que el quiso, así de simple y si el editor no le dijo nada, bien por el, para eso, el es columnista y escribe de lo que quiere. Si el día de mañana se le ocurre hablar de la inmortalidad del cangrejo bien tb por el.

Lo demás es pura lastimeria barata.

9:20 PM  
Blogger Unknown said...

Me parece interesante que todas las opiniones vertidas aquí obvien una realidad sobre cristián warnken en toda su carrera: la muerte es uno de sus temas recurrentes, lo intriga, la piensa, la analiza, no la esconde, la intenta siempre poner sobre el tapete. Esta vez la muerte lo ataca, lo pone de rodillas, lo golpea con un palo con clavos, pero no lo aterra. Warnken esta vez se regala la posibilidad de hacer un acto curador y por cierto, una forma de rebeldía contra la costumbre enferma de ocultarla como si no existiera. Como si fuéramos maquilladores de cadáveres sonrientes a lo six feet under. La pelá existe y emociona hasta los huesos en vida.

Chiquillas, chiquillos, les tengo una mala noticia: todos aquí vamos a morir. Sus hijos van a morir, sus perros morirán. Así no más es la cuestión. Pero no lo queremos asumir y no es que nos de pudor una columna de alguien que ha perdido a su hijo: nos da un pavor tan atroz que tratamos de entenderla como fenómeno de medios, cuando al final es la gran fome verdad de la existencia humana. Y Warnken lo sabe, porque sabe mucho más que el resto, y lo cierto es que la escribe para Clemente y punto. Haya sido en el Mercurio o en una servilleta de un bar de mala muerte.

La muerte este blog,

A

9:25 PM  
Blogger **La Estudiante ** said...

Entre ver lo que escribió de manera tan sincera un padre a su hijo que partió...o leer a Quenita decir "me quiero divorciar" definitivamente es más humano lo primero.

Un columnista puede compartir su dolor,y creo que Warnken no tiene ningún afán más que expresar, y no creo que eso sea juzgable....estamos llenos de mierda a diario y un blog hizo click a muchos padres e hijos sobre el amor y la fragilidad de la vida...creo que esto de la privacidad y no se cuanto es como buscarle la quinta pata al gato.

saludos.

9:35 PM  
Blogger **La Estudiante ** said...

"Warnken debió prevenirse."
Bruno, prevenirse de que???

Warnken no es un personajillo de la farandula criolla, los flashes no lo van a seguir, no van a querer saber sobre su matrimonio...prevenirse de que? los paparazzis? los comentarios ??

Creo que es mucho más inteligente como para guardar lo que sentía o pensar en que dirá el resto. Esa es su belleza de pensar.
Encuentro que tal como dijo Fortuño, nada es tan racional como algunos quieren hacer parecer.

9:45 PM  
Blogger Rodrigo Pinto said...

Creo que lo que ha enconado esta discusión es un tema cultural, que se refiere a las convenciones y prácticas relativas al tratamiento y elaboración del dolor. Claro que hay culturas donde arrancarse los pelos y echarse cenizas en el cuerpo es de rigor, u otras donde la presencia de lloronas en los funerales es fundamental. Y hay otras –chilena incluida, me parece- donde priman la contención, el cuidado por la intimidad, la elaboración silenciosa del duelo. Warnken rompió esta práctica cultural, con ya dos columnas donde, como bien lo dijo Alfredo en su texto original, se expuso a la plaza pública.

Y aunque comparto la opinión crítica de Andrea sobre las columnas de Warnken, creo que, en este caso, el eje de la discusión no es tanto una cuestión de estética, sino, insisto, antropológica y cultural: cómo asimilamos la pérdida, cómo elaboramos estrategias de supervivencia frente a un hecho tan devastador que a primera vista no permite más comentarios que el estupor y que, en nuestra tradición cultural, suele reclamar, antes que cualquier otra cosa, respecto por la intimidad; y, sin embargo, el primero en comentar esta experiencia límite fue, precisamente, Cristián Warnken. No caben entonces, en mi opinión, acusaciones ni de mal gusto ni de insensibilidad moral si uno no está de acuerdo con la postura del columnista. Si se está en la plaza pública, sostener que la única opinión posible –y de buen gusto- debe ir hacia la manifestación del pésame tradicional y al elogio por la calidad del texto, es negar de plano la diversidad y el derecho a la libertad de discrepar.

Quizá el mayor mérito de estas columnas radica precisamente en forzar una reflexión colectiva respecto de la expresión del dolor, de la sensibilidad y del trabajo del duelo. A mí –mi opinión, por cierto, sin pretensiones de imponérsela a nadie- me parece, como decía Luca Prodan, que es mejor no hablar de ciertas cosas.

10:16 AM  
Blogger feña said...

De acuerdo: dejemos a CW en paz.

Pero, ¿por qué la gente le deja comentarios? ¿Tantos? Ese fenómeno, en escala mucho menor, se produce con H.P. de Arce y C. Peña, pongamos que debido al estilo de clase magistral que los dos emplean (a mi juicio con muy distinta suerte), debido a los temas que escogen y finalmente porque quieren comentarios, interpelan e invitan.

Será que este caso, los 4 mil y tantos comentarios responden a este último motivo. Es probable, quién puede saberlo, que el columnista necesitara muchos comentarios a modo de condolencias. No sé si será web 2.0, no lo creo.

12:05 PM  
Blogger Francisco said...

Qué distinto el tono de Rodrigo Pinto con el de Tanto gusto. Pinto no se enreda en su ego y nos muestra, a quienes no concordamos con él, el espacio de aire que exigen quienes prefieren el dolor mudo.
Yo respeto la desmesura y la irracionalidad como formas de enfrentar eso innombrable que cristián está tratando de nombrar.
Alguna vez hice el ejercicio con él de elegir la propia muerte y sé que el tema no le es ajeno sino una de sus obsesiones y, probablemente, la autoobservación de este dolor pueda ser su única terapia, aquella que le ayude a buscar su propia respuesta a esa inútil pregunta del "por qué?"

12:05 PM  
Blogger Rodrigo said...

Tal como dice Pinto, acá no estamos hablando de lo que hizo Warnken, sino de cómo nos cayó lo que él hizo y aquí, cada uno a su estilo, dio muestra de sus pudores, inseguridades, egos y obsesiones. A ratos, mucha palabrería sobre dialécticas y semánticas que sólo esconde la vergüenza ajena de unos y la sensibilidad de otros (y otras tantas cosas que no vale la pena enumerar).

Por más que pienso no llego a nada. Pareciera simplemente que la columna de CW no tiene explicación, porque CW es un tipo atípico, porque quizás pocos se esperaron una salida como ésta, pero allá él es su espacio y creo -sólo creo- que no fue más que un rito sanador.

¿Habría provocado las mismas reacciones si la columna se hubiera publicado con la opción de comentarios desabilitados? No creo. Repito, creo que acá no estamos hablando de lo que hizo Warnken, sino de como nos cayó lo que hizo y qué fibra nos tocó y sobre gustos... Uds. saben.

1:19 PM  
Blogger crisis said...

concuerdo con coddou en que enjuiciar el estilo de warnken es como criticar el estilo en que la mamá lloró en el funeral.
lo llamativo de la columna de warnken es que a simple vista parece estar alineada con una cierta dictadura de la intimidad que invade todos los espacios públicos y eso quizá descoloca por lo que warnken representa y a algunos les da un poco de pudor (me incluyo). sobre todo porque el despliegue público y mediático de los sentimientos privados de dolor casi siempre tiene un componente instrumental (como ejemplo: la película la reina de stephen frears). de alguna manera en la internet 2.0 esa frontera público-privada se desdibuja y surge un espacio intermedio difícil de definir, pero creo que no es lo mismo un blog o una página de flickr que el mercurio, por más que esté en internet.
lo de orrego: francamente espantoso, incluso cruel.
salu2

7:09 PM  
Blogger Nico said...

La primera vez que leí lo que publicó Alfredo Sepúlveda en este blog, tenía 23 comentarios. Hoy ya tiene 47 y bueno... salta a la vista que a nadie le importa lo que pasó. Se está usando esta tribuna para ver quién es más macanudo y quién responde con palabras y frases más elaboradas y pomposas. No es más que una lucha de egos y esto se transformó como en una Plaza de Armas virtual en donde al más mínimo estímulo -aunque sea afinar una guitarra- ya tienes a 30 mirando. A varios nos queda bastante para jubilar...

9:46 PM  
Blogger PG said...

Qué difícil participar en esta discusión y no arriesgar salir magullado, o ya estarlo sintiendo (es una perogrullada, pero enfatizaré que hablo estrictamente a título personal). Dicho eso, me parece que no es tarde –ojalá no lo sea-- para sugerir, en tranquilidad, un par de inquietudes adicionales, sin destemplanza, a propósito de la discusión original propuesta por Alfredo. Y especialmente a propósito de la más perturbadora de las reacciones a esa inquietud: el comentario de Tanto Gusto. Son preguntas que me inquietan a mí. Preguntas sobre la relevancia de escribir columnas en la página más importante de un diario importante. Insisto, el tema es ése y no otro.

1. ¿Qué cosas son las columnas? ¿Para qué se escriben, con qué propósito, qué es lo que se pretende con ellas? No creo que haya una respuesta obvia y única (visiblemente éste es un caso de que no la hay). El asunto me parece del todo relevante si estamos hablando de las primeras páginas de El Mercurio.

2. ¿Son realmente inocuas las columnas? Si en realidad no son más que mera entretención (como sugirió Fortuño) o convocan a comportarse como espectador (dar palco, en la imagen de TG), ¿las hace inocuas ese hecho? Tal vez no sean influyentes, ¿pero inofensivas?

3. ¿Es la columna que nos ocupa una excepción? Pienso que no. Admito que es un caso especial, digamos, sin precedentes. Y lo es especialmente por El Mercurio. El diario pareció cruzar por un temblor desde la frialdad institucional a la inundación de emociones (hablo de los blogs del diario, a los que Luis Argandoña había llamado los No-Blogs).

4. ¿Era predecible (es decir, no es sorpresa) lo siguiente? Warnken atrajo a su columna a varios miles de personas. Todas se tomaron el trabajo de llenar un formulario y escribir. Vistas en su conjunto, en las intervenciones no parece haber disenso. Quizá diversidad de matiz, pero todas resoplan más o menos el mismo coro, como la barra en un estadio.

5. Lo anterior abre una inquietante pregunta: si el tema es la apertura al lector participativo en las columnas de diarios como El Mercurio, qué tipo de participación es la que convocan esas columnas. Añado a la pregunta la interrogante de Alfredo: qué tipo de participación —léase, comentarios— pueden convocar las columnas que tratan sobre los problemas personales del columnista.

Y aquí es donde yo le encuentro toda la razón a TG: textos así, situaciones así, parecen admitir sólo cierto tipo de respuestas. Un comentario crítico a una columna que trata sobre desdichas personales --graves o menos graves-- tiene demasiadas probabilidades de ser escuchada como censura al columnista (a la persona, no a sus planteamientos, el columnista ocupa el lugar del planteamiento).

Por eso la pregunta: qué se supone que es una columna, qué textos son admisibles como tales. ¿Todos? ¿No importa el texto lo que importa es el columnista?

Mi impresión es que por ese camino, la ausencia de disenso en comentarios masivos a columnas puede quizá indicar que la columna no esperaba diálogo alguno. Para su autor, eso puede ser perfectamente legítimo. No lo es, creo yo, para el que tiene la tarea de decidir si eso es o no una columna de opinión en una pàgina editorial. Producir aplausos masivos es también una manera de producir ignorancia.

7:45 AM  
Blogger Unknown said...

conclusiones: tanto gusto de gusto no tiene nada, es una vieja loca de muy mal humor; orrego es el hermano no reconocido del guatón romo, y todos los inteligentes de acá no quieren saber que se les van a morir seres queridos y mejor aún, ustedes también. tan tán!

lean despedida de teillier, esa sí que es columna.

11:18 AM  
Blogger Nico said...

¿Y de Patricia Verdugo se habla acá?

9:20 PM  
Blogger tabano said...

no, comparito, acá le hacen al morbo, no máh.

10:26 PM  
Blogger zelig said...

La columna era inevitable. De que se puede hablar cuando se te ha muerto un hijo. La próxima venida de Julian Barnes era una alternativa?. Podría haber buscado formas más tangenciales, es probable, pero el fondo y la reacción del pueblo no habría cambiado.

12:12 PM  
Blogger Lecarini said...

Siempre tuve el prejuicio, a no mucha honra, de que el lazo entre padre e hijo jamas podría ser el mismo con el de la madre, que la intensidad de una perdida no tenia punto de comparación, pues a través del texto de Clemente, cualquier mal entendido o pensamiento arcaico de mi parte, puteado con creces sin dimensión.

Saludos Alfredo. Siempre será bueno y entretenido leerte.

Saludos.

M Lecaros.

8:48 PM  
Blogger tabano said...

Después de ver la edición del lunes 28 de enero de 24 Horas, cualquiera diría que no había noticias:
impactantes notas a los happy hour de Orrego Luco y La Serena y una nota de periodismo creativo con un pokemon ponciando a la polola delante de sus abuelitos en el living de la casa.
En el generador de caracteres para sordomundos un digitador disléxico escribió vetar con "b".
Como broche de oro, Solabarrieta tiró esta frase inmarcesible: "no está destrabada esa situación que está trabando todo".

Gazi, ¿cómo no te dan todavía el Premio Nacional de Periodismo?

10:40 PM  
Blogger Marisol said...

¿Qué pasa en Cooperativa, por Dios?

11:51 AM  
Blogger JIMENEZ PRESIDENTE said...

Estimada señorita la invito a conocer la nueva opción presidencial en

http://jimenezpresidente.blogspot.com/

Espero contar con su apoyo, se despide de usted

Jiménes Presidente

4:03 PM  
Blogger Gonzaloieb said...

Los comentarios dejados en este post son la clara evidencia de que el problema de la columna de Cristián Warnken no es lo que escribió, sino los más de cuatro mil comentarios recibidos.

Saludos

6:15 PM  
Blogger Ciro Rabaji said...

www.centinela21.blogspot.com

1:20 AM  
Blogger Daniel said...

En realidad Warnken tenia todo el derecho de hablar de su propia realidad, pero no estoy muy seguro si fue apropiado hacerlo a traves de dicha columna. El hecho de que una persona de tan bajo perfil como el se exponga al publico mas alla de su trabajo fue una sorpresa en su caso particular.

Comunicados de prensa gratuitos.
http://www.nyn.cl

12:29 PM  
Blogger tere quezada g. said...

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5:36 PM  
Blogger tere quezada g. said...

Leí ahora la columna nueva, la del abismo.
Me había encantado la que le había escrito al hijo y también me pareció un texto lindo y bien escrito. Pero con la segunda se cayó. El tema también me llega, también me conmueve, pero usa la misma técnica narrativa (aunque sea infinítamente cruel hablar así sobre un texto sobre un dolor real y profundo) es charcha. Y como que uno se queda pensando: que por algo hay gallos que escriben y otros que les preguntan cosas a los que escriben.

La columna, para mí, es un texto argumentativo, descriptivo, explicativo, libre que puede tratar de todo y sobre todo, pero tiene que defenderse como camboyano, sino, cae fácil como sugar mama con el personal trainer.

5:39 PM  
Blogger j. ignacio correa said...

Yo soy más puduroso. Encuentro que lo de Clemente ha ha superado todo recato. Ya está bueno que el niño pueda descansar en paz.

4:57 PM  
Blogger Unknown said...

This comment has been removed by the author.

12:54 AM  
Blogger Unknown said...

Finalmente todo se puede resumir a una frase expuesta por J.R.R Tolkien en uno de sus libros

"Ningún padre debería enterrar a sus propios hijos"

simple, entendible,aplicable y todos de acuerdo y sin problemas no?

12:56 AM  
Blogger yola said...

Me parece lamentable y patético que la columna de Warnken sea utilizada para llamar la atención. No solo hay que ser "animal" sino además ególatra. Esa bella columan se "siente", no se analiza. Pero al parecer muchos han perdido esa capacidad. No necesito conocer a Warnken para acompañarlo, empatizar con su dolor y valorar que es uno de los pocos que usa su cerebro y su corazón en este país.
Yola

7:58 PM  

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