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Wednesday, November 29, 2006



Como en los peores tiempos

Antes los encapuchados ponían bombas en los bancos y los terroristas de Estado, entre otros, eran los que quemaban los textos que consideraban peligrosos. Pero las hogueras de libros están de vuelta. Ayer un grupo de encapuchados entró a una de las bodegas de la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, rompió la puerta y se robó más de mil libros que posteriormente usaron para encender barricadas en Avenida Grecia. Mil doscientos para ser más exacta.
Según un comunicado enviado a la comunidad académica por el decano Jorge Hidalgo y el vicedecano Bernardo Subercaseaux se trató de una manifestación violenta ajena a la Facultad y de un acto inédito en la historia de la Universidad, “que solo tuvo lugar en Chile en los años más negros de la Dictadura”.
A partir de los restos se determinó que algunos de los libros quemados eran parte de colecciones patrimoniales, en concreto de la biblioteca donada por Mariano Latorre. “Se trata por lo tanto de una pérdida no solo para la Universidad sino y también para el país”.
Hay que destacar que de acuerdo al mismo comunicado “esta acción se suma a varias otras que se vienen realizando desde los últimos meses y que han afectado gravemente las actividades que realizamos como Facultad y, en especial, como Escuela de Postgrado”.
El incidente tiene horrorizada a los alumnos y profesores. El rector Víctor Pérez pasó casi todo el día en el campus Gómez Millas constatando los daños. Obviamente esto se va a traducir en acciones judiciales, pero lamentablemente nadie va a traer de vuelta los libros. Según Hidalgo y Subercaseaux el incidente “augura preocupantes presagios para el Chile del Bicentenario”, pero la pregunta es cuál será el objetivo de una acción tan retorcida como ésta.
Hasta ahora no he visto la noticia en ningún diario.

13 Comments:

Blogger Rodrigo said...

Frente a la universidad Humboldt en Berlín se realizó en el '33 una quema de libros por parte de las juventudes nazis. Hoy en ese mismo lugar hay una placa que dice que un tal Heinrich Heine, dijo por allá en 1821: “Dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen.” Que vendría a significar algo como que “ahí donde se queman los libros se termina, al final, quemando también a los hombres”.
El Chile del Bicentenario.

9:56 PM  
Blogger Rodrigo Mora said...

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10:20 PM  
Blogger Rodrigo Mora said...

Concuerdo.
Esta gente no tiene nada que protestar. Identificar a estos ridículos con aquellos que ciertamente tienen demandas legítimas es un error.
Espero que la U y las escuelas involucradas establezcan políticas de seguridad del patrimonio más duras que impidan que vuelva a suceder este desastre. En muchas bibliotecas piezas de la colección histórica están en estanterías abiertas.

Saludos
RM

10:21 PM  
Blogger Gonzalo Maza said...

Estúpidos. Esta noticia es indignante. Para llorar. Quienes lo hicieron no defienden ninguna causa. Solo la destruyen lentamente, desde dentro. ¡Imbéciles imperdonables!

11:03 PM  
Blogger Jorge Enrique Díaz Pérez said...

Me sumo a los pesares y a las quejas, me parece que es inconcebible otra actitud ¿no? Espero...

11:06 PM  
Blogger José Ignacio Stark said...

Me gustaría ir a preguntarle a los presos políticos mapuches -el argumento usado para reunirse a protestar, saquear y quemar- que les parece. Ya los perdimos, y a pesar del esfuerzo, solo son 1.200 libros hechos ceniza.

9:39 AM  
Blogger Bárbara said...

Angélica:
Te escribe Bárbara Kunz, alumna de periodismo de la Uc. Para un reportaje estoy investigando sobre la influencia de algunos blogs particulares en la pauta noticiosa. Cristobal Edwards me recomendó preguntarte a ti sobre el tema. Me podrías dar algun mail donde escribirte?

Muchas gracias.
Bárbara Kunz

10:42 AM  
Blogger jpgarnham said...

Esta es la última que le aguantan a los encapuchados los alumnos, administrativos y profesores del Gómez Millas. Poco a poco han ido erosionando esa simpatía que, en mayor o menor medida, han tenido en ese campus, pero esto ya llegó al colmo.
Mi pésame a las bibliotecarias de ese lugar, que estaban muy orgullosas de su nueva biblioteca y que hoy ya no se sabe si seguirá siendo tan abierta como era la idea.

10:59 AM  
Blogger Manuel Martínez said...

Yo me pregunto ¿Y a estos imbéciles (porque tengo otros términos más fuertes, tipo Patty Jofré) qué aporte hacen? Estos cobardes (porque el que se encapucha lo es) no pensarán en el daño que hacen a la sociedad...

12:50 PM  
Blogger Bruno Córdova said...

¡Pendejos hueones, hijos de su puta madre!
No hay lugar para términos más decorosos ni para expresiones modositas.

1:24 PM  
Blogger Rodrigo Pinto said...

No estoy de acuerdo con las predicciones apocalíptico-entrópicas. La barbarie de quemar libros ha tenido en la historia, en general, una clara motivación ideológica, un movimiento de brutal censura, y han sido actos explícitos en contra de la libertad de expresión, de la diversidad y del derecho a disentir.

Claro que existe la posibilidad, pero no creo que en este caso se haya tratado de una sofisticada doble protesta que une en el mismo gesto la quema de los libros portadores de la cultura hegemónica y la protesta callejera por la liberación de los líderes de la cultura minoritaria. Lo único que podría abonar esa tesis es que 1.200 libros pesan mucho y son engorrosos de transportar, lo que hace suponer un mínimo de planificación que les permitió sacarlos antes de que les bloquearan el paso. Y si hubo planificación, fue algo deliberado… pero insisto en que creo que es hilar demasiado fino.

Lo que deja abierta la puerta a la posibilidad de que simplemente no tenían neumáticos y recurrieron a lo más combustible que había por ahí cerca. Es complejo evaluar ese grado de ignorancia y hacerlos culpables de un acto tan definidamente brutal y anti humano como las piras de libros del nazismo o de la dictadura criolla. No se trata sólo de carencia de cultura política, sino de carencia de cultura a secas. El poder simbólico del libro a que se refiere Andrés Almeida se despliega sólo si hay un mínimo aprendizaje previo y una cierta familiaridad con el objeto. Si ese aprendizaje no existe, el libro es simplemente un estorbo que no hay dónde poner o un buen material para armar barricadas.

Por esta razón, se me hace difícil desprender de este episodio en particular –la quema de libros- el anticipo de nuevas barbaries. Hace harto tiempo que no sólo en Macul, sino en distintos lugares de la periferia urbana y en el centro, hay explosiones de violencia donde el motivo -o la excusa- es totalmente irrelevante, lo que interesa es expresar la frustración, la marginación, la desesperanza, que afectan especialmente a la generación que egresó de la EM en los noventa. No se vaya a leer, por favor, como apoyo, sino como un intento de poner el hecho en una perspectiva más amplia.

4:58 PM  
Blogger Milana said...

Me recuerda mucho a lo que pasó en el Centenario, mucha plata por un lado y la cuestión social pidiendo a gritos un pedazo de la torta.

5:57 PM  
Blogger Baradit said...

Sip, eso es justo lo que me temo: que este gesto no tenga fondo ideológico, sino pura barbarie. Creo que da para síntoma apocalíptico (aquí discrepo con el gran RPinto), en la alemania Nazi y en el Chile de la Dictadura, el gesto respondía a una oposición de ideas. ACá no se trata más que de otro síntoma de la permanente degradación de nuestro acervo cultural.
Me da terror pensar que la realidad es un perfeccionamiento de las pesadillas de antaño: en Farenheit 451 era el Estado el que quemaba libros buscando una sociedad libre de cuestionamiento. Acá parece ser que el Big Brother es la propia estupidez cultivada por el sistema en el seno de cada fanático estupidizado por la tribu de turno. Sistema de redes de nodos autónomos le llaman.

11:30 AM  

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