Para cerrar el tema
Por Andrés Azócar
El tema de Alejandro Guillier es mucho más que una discusión sobre él y las Isapres. O sobre la latente exposición del ex Presidente del Colegio de Periodistas. El punto es precisamente la capacidad de discutir para mejorar el periodismo. Y romper un poco con esa mala costumbre de opinar sin hacerlo o esperar el momento de debilidad del afectado para golpearlo colectivamente. Sin duda, habremos avanzado el día que una crítica no se transforme en un ataque personal y después en una defensa gremial.
Alejandro Guillier fue mi profesor y muchas veces me invitó a su casa. Le tengo estima, pero no participo de ciertas incoherencias que no pueden estar presentes en un hombre de su edad y con su experiencia. La prudencia es lo mínimo, lo máximo es la armonía con su profesión. Ni Alejandro Guillier ni nadie puede esperar que esta carrera no tenga costos. Tiene costos ocupar el lugar de un locutor de noticias, tiene costos ser el director de un medio y deberse a sus lectores, tiene costos ser el máximo representante del Colegio de Periodistas. Por eso, dado que tiene la virtud de la credibilidad debiera siempre estar cuestionándose lo que hace o dice. Si habla que los periodistas de un medio que se está muriendo son responsables, no habría por qué no creerle. Por eso, ocupé una frase dura, de la que LUN sacó provecho. Pero estos costos corren para todos. Y es precisamente la credibilidad el costo que más se paga a la larga. Un periodista no puede pretender que tendrá un auto gratis durante un año y nadie lo sabrá o que patrocinarán una marca comercial sin que a nadie le importe. Los canales de TV deben poner prudencia y reglas.
Guillier no es tan importante. Los periodistas, en especial en Chile, no somos tan importantes. Quizás en ninguna parte. En EE.UU. sólo un 39% de los jóvenes entre 18 y 34 años lee diarios y desde 1980 los tres noticiarios más importantes de ese país, han visto caer sus audiencias en un 44%. Hoy por hoy, los periodistas no somos tan importante a la hora de definir la vida del resto por nuestras actuaciones públicas. No crearemos hábitos ni tampoco cambiamos conciencias. Pero sí tenemos la misión de velar por darle a la profesión que escogimos un nivel de seriedad que incluye, por cierto, la discusión permanente y prolongada.
De hecho, estamos perdiendo nuestras audiencias de manera dramática y no nos damos cuenta, porque estamos hablando de nosotros todo el tiempo, de nuestros “importantes CV”, de los seis meses que vivimos en Boston o en Madrid, de los increíblemente bueno que es el libro de un amigo o de la gente relevante que conocemos. La vanidad es inversamente proporcional a la falta de crítica. Y en eso, los estadounidenses nos llevan una envidiable ventaja. Probablemente sin la crítica dura, la mayoría de las veces muy bien justificada, no habrían alcanzado la calidad que algunos medios de ese país tienen. A pesar que hay miles de ejemplos para cuestionar su periodismo, seguramente una crítica descarnada a Alejandro Guillier no hubiera sido noticia.
4 Comments:
En ese sentido, este blog es un gran aporte. Nos falta un espacio como éste, una conexión entre la crítica característica de la académica y el mundo contingente del periodismo.
Felicitaciones por haber llevado el tema a la pauta y por seguir desarrollándolo.
Ojalá que esto no se acabe y sigamos discutiendo sobre estos temas.
Y estamos hablando de nosotros mismos todo el tiempo. Es cierto.
Eso mata cualquier medio, cualquier relacion humana, cualquier proyecto que tenga un objetivo y una mision.
No me calza este comentario, en referencia al cierre de "El Metropolitano":
"Si habla que los periodistas de un medio que se está muriendo son responsables, no habría por qué no creerle"
Con lo que verdaderamente dijo Guillier en http://www.periodismo.uchile.cl/contintanegra/2002/junio/entrevista1n2.html
"CTN: ¿Cuánta responsabilidad tiene Alejandro Guillier en el cierre del diario?
A.G.- La primera. Cualquier decisión que se hubiera tomado pasaba por mí, por algo era el director del medio."
Se ha olvidado que a lo único que debemos servir los periodistas es a LA VERDAD.
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