Patear para arriba
Por Cristóbal Florenzano

Perdidos al interior de la gran montaña de confusión y autobombo adolescente que es YouTube hay algunos archivos finos y memorables que, de no ser por la famosa plataforma de Google, hubiera sido hasta hace muy poco imposible encontrar. Perdiendo el tiempo ayer en la noche terminé dando con un episodio que es una pequeña leyenda (leyenda es mucho: dejémoslo en hito) de la historia reciente de los medios aquí en Inglaterra. Se trata de una entrevista que Jeremy Paxman, el conductor de Newsnight (un programa de análisis y discusión política que transmite todos los días en la noche la señal 2 de la BBC) le hizo en 1997 al Home Secretary conservador, Michael Howard. En la entrevista Paxman le pregunta a Howard si es verdad que – en el transcurso de un conflicto del cual ignoro todo tipo de detalles – había amenazado con desautorizar y dejar sin efectos las medidas que había dispuesto su director de gendarmería. Como buen político, Howard se hace el cucho, no responde la pregunta y trata de responder en cambio algo completamente distinto. Paxman, que es extremadamente cara de palo, y se relaciona con los oficiales más poderosos del gobierno inglés como si estuviera frente al último y más vulnerable de los pelagatos, no se deja embaucar y le repite, seca y frontalmente, doce veces la misma pregunta. Howard no responde, por supuesto, nunca. Pero el efecto que provoca, la voz de Paxman interrumpiendo las evasivas hipócritas de Howard y repitiendo, con fría insolencia, la misma pregunta, como un mantra, es mucho más poderoso que cualquier tipo de reconocimiento que Howard hubiese podido hacer. Lo que Paxman desenmascaró, por un segundo, de manera maestra, esa noche en Newsnight –y se me ocurre que por eso el episodio es tan recordado– es la retórica oscura, profundamente falsa, que, aquí y en la quebrada del ají y cada vez con menos vergüenza, usan por lo general los políticos para echar tierra a sus maquinaciones y ocultarle la turbia verdad del poder a la gente. No estoy seguro de que se pueda encontrar un ejemplo más nítido y elocuente de la manera en que los medios debiesen encarar el mundo del poder.