El medio blog

Un medio dedicado a los medios.

Friday, April 27, 2007

El problema de llamarse Matías del Río

Por
Miguel Paz, autor del artículo "La guardiana del lucro"

“Una columna de periódico admite el cinismo, la ironía, el sarcasmo, la crítica mordaz, el surrealismo, el humor negro; lo único que no admite es el cabreo de quien la escribe. Un articulista cabreado, que confunde su gastritis con el Apocalipsis, no es un periodista, sino un moralista, un evangelista, un inquisidor, un plomo”. (Manuel Vincent, Banderías)

Querido Matías:

Pensé hacerme el macanudo y dedicarte una filípica estilo “Brilloso, pero no brillante” pero me arrepentí. No porque me faltaran ganas para serte franco, sino porque se me hace muy difícil igualar a Carlos Peña, estoy con mucha pega y, sobre todo, debido a que no entiendo tu pataleta.
No me pronunciaré de si hay que privatizar o no La Nación S.A. Tengo una opinión –la conoces de sobra- pero me la reservo; del mismo modo no te pediré que reveles las dificultades diarias de tu trabajo en CHV ni que cuentes de las tremendas intervenciones “ocasionales” de Ricardo Claro en la pauta de Capital, incluso cuando laborabas allí. Así que no nos pisemos la capa entre superhéroes.
Decía que no entiendo tu pataleta porque noto en tu columna cierta irritación mala leche que, siento, escapa de la cosa profesional. Tanto lo que escribiste como lo que dejaste convenientemente fuera, me obliga a pedirte un disclosure. O mejor dicho, que aclares quién escribe: ¿El periodista o el miembro de Astoreca
, una fundación educacional que recibe apoyo de la Sociedad de Instrucción Primaria de Patricia Matte? ¿Escribe el conductor de TV o el pariente de la directora de uno de los colegios de Astoreca, e integrante del directorio de la misma escuela? ¿Quién estimado Coco?
Porque faltas a la verdad y omites a conveniencia de tu argumentación datos que están a la mano de cualquiera, sospecho que tu epístola viene con el sello del sostenedor de colegios (muy buenos, por lo demás). Sería provechoso aclararlo, así como algunas afirmaciones de tu columna que paso a detallar:

1.- Afirmación: La Nación se pudre sin ser abierta –ni leída, por supuesto- en los escritorios de las oficinas públicas, casi únicos suscriptores, y por fuerza.
Dato: Según el último
informe SVCL (julio a diciembre de 2006) la circulación de La Nación Domingo es de 16.416 ejemplares con un promedio de lectores de 58.335. La circulación de Capital es de 12.152 ejemplares y su lectoría es de 18.233.

2.- Afirmación: La reciente edición dominical ha logrado superase a sí misma, alcanzando niveles de sumisión a La Moneda que ya no dan ni rabia (…) La portada de
La Nación Domingo del 15 de abril intentó con malas armas –y con información muy tendenciosa- desviar la responsabilidad propia de una de las peores semanas de sus jefes. Para tratar de tapar el error y el horror de la presidenta Bachelet de enfocar el centro de los problema de la educación chilena en el lucro de algunos colegios subvencionados, este diario optó por prender el ventilador en contra de Patricia Matte, una de las personas que más sabe del tema y que dirige la Sociedad de Instrucción Primaria, la que desde hace 150 años da educación de calidad, y sin fines de lucro, en sectores populares. ¿Cuál es el pecado que amerita su lapidación y el título de “La guardiana del lucro” a toda plana (en la lógica estatista de que el lucro es perverso)? Ser parte de una familia muy rica, tener los apellidos que tiene y ser de oposición.
Dato: Un medio tiene derecho y debe tener agenda propia. Si una historia donde hay personaje, conflicto y poder como la de la señora Patricia Matte no amerita ser reporteada y contada, hay que dedicarse a otra cosa. No tienes por qué creerme pero siendo uno de los autores del artículo de marras, te cuento que el tema lo propusimos luego de ver que la Alianza le rogó a doña Patricia que se pronunciara a favor del lucro a pesar de que sus colegios son sin fines de lucro. Un Matte es un Matte. No vengamos con tonteras y teorías del complot. Eso dejémoselo a Longueira, por favor.

3. Afirmación: Da más bien pena, especialmente por los profesionales que a lo mejor no tienen la oportunidad de salir corriendo y trabajar en otro sitio más dignificante y que deben taparse las narices y aperrar. A ellos mi solidaridad.
Dato: Soy periodista de La Nación Domingo, colaborador de Caras, profesor de periodismo de la Universidad Mayor, finalista año 2006 del Premio Periodismo de Excelencia de la Universidad Alberto Hurtado, categoría Reportaje con "El Mercurio y La Tercera: Golpe a golpe".
Algo más. Nunca he escrito un artículo bajo presión editorial.

4.- Afirmación: Tan autorizada es la voz de Patricia Matte en esta materia, que hace pocos días –según leí- la propia ministra Provoste la recibió en su oficina para hablar sobre educación. Pero a La Nación eso le importó poco y prefirió decir que
“la Alianza la convenció para salir a la pizarra en su cruzada contra la reforma de la educación”, en circunstancias que al día siguiente del anuncio presidencial, en una entrevista en que yo participé en Radio Duna, Patricia Matte dijo que si bien le parecía mal poner el énfasis en lo del lucro –lo mismo que dijeron Bitar, Brunner y la DC completa-, encontraba que el proyecto tenía muchas cosas positivas.
Dato: En el artículo se detalla la experiencia de la señora Matte: “Es una experta en temas de pobreza y educación (…). Por su labor a la cabeza de la Sociedad de Instrucción Primaria (SIP), una red de 17 exitosos colegios particulares subvencionados conocidos como las “escuelas Matte”, el nombre de Patricia es el único que genera consenso para ser ministra de Educación de un hipotético gobierno de la Alianza”.
Otro dato: En periodismo se reportea, se chequean las versiones de las fuentes y se contacta al aludido. La señora Matte no estuvo dispuesta a dar su versión, personas de la Alianza sí.

5.- Afirmación: Me rebelo a la clase de periodismo sobreideologizado que pone los odios sociales, sus sesgos y la amargura por sobre las verdades.
Dato: La encuesta de la Fundación Futuro sobre el proyecto de Ley General de la Educación revela que un
60,2% de los consultados está en contra del lucro en la educación.

*Posdata: No es por defender a La Nación pero hay que ser riguroso (además me gusta el billete): los que están preocupados por el uso de sus impuestos para financiar el diario pueden estar tranquilos porque La Nación S.A. se financia sola y distribuye ganancias entre sus dueños y trabajadores.

Thursday, April 26, 2007


Aunque la derecha se vista de seda…

La última discusión en torno a la eliminación del lucro en la educación puso los pelos de punta en la Alianza. Aunque la ministra Provoste argumentó que era simplemente porque les dolía el bolsillo, la oposición justificó su rechazo a la medida en principios más altos como la defensa de la capacidad para emprender y tomar riesgos de las personas y las palabras libertad individual y de enseñanza aparecieron una y otra vez. “Yo veo un fortalecimiento del Estado, del poder Ejecutivo, de la administración. Se está robusteciendo porque tienen más atribuciones en desmedro de los derechos de las personas u otras instituciones", dijo por ejemplo, María Luisa Brahm, del Instituto Libertad en El Mercurio después de que el gobierno diera a conocer el proyecto de Ley General de Educación.

En esa misma premisa, se supone que se basó el rechazo de la Alianza al proyecto de depreciación acelerada en el Senado. Según los parlamentarios de oposición no se trató solo de darse un gustito y pasarle la cuenta al ministro de Hacienda y a los grandes empresarios que siempre creen que tienen el sartén por el mango. Tampoco de que de un día a otro la derecha haya renegado de la empresa y sus propietarios sino que de lo contrario: lo que al menos pareció que trataban de decir en sus discursos es que justamente quieren despejar el camino para que haya más empresarios y que no sean siempre los mismos grandes los que se benefician y se quedan con el lucro. “Más que un rechazo a la orientación del proyecto, lo que ha habido claramente es la constatación de la insuficiencia del proyecto. En consecuencia lo que la Alianza ha hecho es encontrar la manera de lograr impulsar su programa de apoyo a las pymes y darles un alivio real y no solo para la galería”, explicó Andrés Allamand en La Tercera.

Todo eso fue analizado con profusión en los medios. Varios periodistas y columnistas llegaron a la misma conclusión: algo importante pasó. “El día en que cambió la política chilena” o “Ya nada será como antes” fueron algunos de los titulares y pareció que por convicción, oportunismo o desesperación (elija) la derecha iba a tratar de lograr más sintonía alejándose de la defensa de los que se cuidan solos y saliendo a vender la idea que siempre ha debido vender: no me den, no me pongan donde hay, sino que déjenme hacer.

El problema es que a la Alianza todo su aprecio y fe en la gestión privada se le acaba justamente cuando se trata de cuestiones de fe, tal como lo demuestra su actitud en la discusión que se daba al mismo tiempo en torno al programa Papavilla, un programa de MTV que ridiculiza al Vaticano y al Papa y que está siendo transmitido por el servicio de cable VTR (que mucha gente nunca hubiera llegado a sintonizar si no fuera por esta polémica y que por lo que vi –unos 15 minutos- es bastante fome).

Por favor que no me malentiendan. Si hay algo irritante es ese buenondismo progre que tolera todo excepto que alguien se declare católico u ose defender una posición ligada al Vaticano. Obviamente los católicos tienen todo el derecho a molestarse por la sátira, a reclamar, rechazarla, salir, manifestarse y escribir columnas. No veo por qué no podrían exigir respeto y mostrar su indignación como cualquier otro grupo mayoritario o minoritario, que se siente que sus líderes o ritos son injuriosamente representados.

Lo que sí cuesta más entender es que el abogado José María Eyzaguirre, que además de socio de Ricardo Claro en el estudio Claro y Cia, es miembro del Tribunal Supremo de Renovación Nacional vaya al Consejo Nacional de Televisión, un organismo estatal, a denunciar a VTR por transmitir un programa que a su juicio viola los “valores morales y culturales propios de la nación”; que el diputado UDI Marcelo Forni anuncie que espera que este organismo actúe “rápido y con rigurosidad” y que ninguno de sus correligionarios en la oposición se acuerde en esta oportunidad de la libertad individual, la iniciativa privada o la capacidad de tomar riesgos de las personas. No pues, porque cuando se trata de defender convicciones religiosas viva el fortalecimiento e intervención del Estado.

Pero así el discurso derechista no convence a nadie. Si uno cree que es el Estado tiene un papel importante en la solución de sus problemas, ok, vale, vaya y pídale a sus organismos que le digan qué puede o no puede ver. Pero si usted anda predicando la importancia de la libertad de las personas y las empresas, y se siente ofendido por un programa que se emite en un servicio de cable que contrató libremente y paga mensualmente no vaya a pedirle al papá (o al Papa) Estado que le solucione el lío. Sea responsable. Simplemente no lo vea, o si le parece que eso es insuficiente proteste, descontrate el servicio y dígale a los que piensan como usted que hagan lo mismo. Si tal como se ha anunciado en este caso, estos son mayoría, lo más probable es que VTR, poco dispuesto a perder a su clientela retire el programa solito, sin necesidad de multas y sanciones. Pero claro, es mucho más cómodo tomar la decisión uno, pedir ayuda estatal para imponérsela a los demás, seguir gozando del cable y no tener que limitarse a los saludables programas de la TV abierta como Mekano. Muy bien, pero no se quejen después cuando por ejemplo, el gobierno intente obligar a Canal 13 a emitir los comerciales de prevención del SIDA que promueven métodos no católicos.

Tuesday, April 24, 2007

Sobre el volcán

Aysén—. 24 de abril (Busco Algo Barato/Agencias/Orbitel). Media Blog, querida, te escribo desde la humedad telúrica de los fiordos patagónicos a la espera de que el volcán aparezca, pero lo único que he logrado ver es una mancha barrosa en el agua.

Creo que ya sabes que aquí vive poca gente. La ciudad es como Rengo o Molina, con los mismos monolitos de la plaza y el mismo diseño de retenes, pero con más madera. Incluso hay sitios eriazos que dado lo lluvioso del sector se transforman en áreas verdes de manera espontánea. Fuera de eso estaría siendo lo mismo que ir a Pomaire después de almuerzo, solo que en lugar de casas de adobes encuentras tejuelas, muchas tejuelas. El urbanismo chileno es un buen ejemplo de que a la hora de fundar ciudades la creatividad es una pérdida de tiempo y el paisaje un elemento intercambiable. Igual que cualquier chileno los nativos del lugar observan con una mirada que se balancea entre la curiosidad, la desconfianza y la rabia. Con tendencia hacia este último sentimiento. Yo les devuelvo la mirada con algo de compasión y ellos me responden con gestos de burla. He tratado de ser dulce, tal y como me lo has repetido “hasta el hastío”, según tus propias palabras, pero con esta gente no hay caso. Es como si quisieran desquitarse, con lo que sea.

Lo único que he sacado en limpio es que ha temblado un montón desde hace mucho tiempo (sé que quieres datos duros, número de réplicas y blablabla, pero nadie se ha dedicado a contar los temblores y a mí las matemáticas se me dan fatal). “El enjambre sísmico” (expresión adorable que incluiré en mi vocabulario) comenzó justo después de que la gente dejó de arrojarse por el puente Rojo que me recuerda San Francisco. Nadie sabe muy bien por qué se arrojaban, hubo conjeturas de mafias de la droga, venganzas y las omnipresentes sectas (en este parte debería haber una cita al experto en sectas Humberto Lagos). Finalmente nada se sacó en limpio y me da frío averiguar por mi cuenta (entre nos si yo viviera aquí también tomaría medidas drásticas con mi destino). El ambiente tiene algo de Twin Peaks, pero con un décimo de la renta per cápita del pueblo televisivo. Una porción importante de la población de Aysén trabaja en las salmoneras con sueldos discretos (¿tenemos algún auspicio de exposalmones? Puedes sacar esto si nos trae problemas) y suelen recordar un pasado de capital regional bullante ahora extinto. A uno no le queda más que asentir porque si no fuera por el informe meterológico yo no me habría dado cuenta que entre Punta Arenas y Puerto Montt había alguien más que Tompkins.

Me advirtieron que vería paisajes soberbios, a mí no me parecen tanto. Sólo te puedo decir que es como el Cajón del Maipo pero con más agua, más árboles y sin los Astorga. He visto pocos bichos. Algunos pájaros que yo no sé identificar. Mi unidad de medida para describirlos es la gaviota. Algunos son más grandes que una gaviota, otros más chicos que una gaviota. A mí no se me da la ornitología así que tendrás que conformarte con eso. La residencial mugrosa en la que me tienes alojado no tiene cable y el baño tiene una manchas de humedad desde la que surgen pequeñas poblaciones vegetales. Nunca me advertiste de lo estrecho de tu presupuesto para corresponsales. Yo te hacía una mangnate, un mogul, como dicen los gringos. No importa, soy un hijo del rigor.

Los tiempos muertos los paso leyendo. Y créeme que no es fácil. ¿Conoces otro ejercicio más absurdo que juntar letras con la vista? Estoy algo confundido con los despachos de tus compañeros de profesión (detesto la palabra colega). Según los periodistas hubo un tsunami, según los expertos no. Hay uno que recicla lo aprendido después del terremoto del 85 y se llena la boca hablando de placas tectónicas y recordando con un extraño orgullo que en Chile tuvo lugar el terremoto más intenso de la historia. A ese le gusta preguntarle a la gente si “lo ha perdido todo” o si está muy nerviosa, que es como preguntarle a un condenado a cadena perpetua qué piensa de su futuro. Yo me resisto a hacer grupo con ellos. Recuerdo que me advertiste que debía ser más sociable (aun me duele el palmotazo que me diste en la mejilla), pero me cuesta Media Blog.

Mientras tanto termino de subrayar mis frases favoritas de
“Ácido sulfúrico”. Es el libro de Amélie Nothomb, la francesa loca que te conté a propósito del programa de Eva Gómez. Sin duda la tele es un potente catalizador de prodigios y demonios. Un día te da a Raquel, otro día Paulina y ahora tenemos a Eva y su curiosa idea del Servicio de Utilidad Pública. El libro sugiere una impactante relación inversamente proporcional entre la crítica ética de los medios escritos a los programas de televisión y los niveles de audiencia. Entre mayor es el cuestionamiento, mayor la sintonía. ¿Será que la gente es mala de adentro? No sé lo que pienses tú, pero yo creo que sí y que los productores de televisión del mundo han descubierto la veta y no hay vuelta atrás. Como en Chile la desgracia está estrecha y crónicamente vinculada a la pobreza hay un material humano inagotable para sacarle partido. En Estados Unidos al menos tienen a Britney y en España a Leticia. Aquí sólo queda ventilarle la vida sexual a una mujer agobiada.

Por el momento yo me esfuerzo por conseguir algún familiar de una víctima para darte un informe pormenorizado de su presente dramático y su futuro trágico. Como decía Wojtyla, los pobres no pueden esperar.

Tan tuyo como siempre
Tanto Gusto

Wednesday, April 18, 2007

¿Hasta cuándo La Nación?

Por Matías del Río


La obsecuencia periodística en la que ha caído
La Nación con el oficialismo seguramente no enorgullecería a don Eliodoro Yánez, un intelectual de clase media, meritócrata y brillante, que fundó este medio para dar fuego a su ideario liberal en 1917. El diario actualmente del Estado –que en verdad es del gobierno y no del Estado, por el uso y abuso que se le da– se comporta en democracia con reminiscencias de la dictadura.
Recuerdo que Pinochet lo usaba a su antojo y con igual facilidad para disfrazar asesinatos con la apariencia de valerosos enfrentamientos, como para desinformarnos haciéndonos mirar cometas. Pero allí no hay novedad, esto regímenes también tienen apego a sus principios.
La democracia, en esta materia, no lo ha hecho mucho mejor. Los gobiernos de la Concertación –unos más y otros menos y con honrosas excepciones- se han servido sin sonrojo de La Nación para sacar ventajas y pasar goles viciados. A la vez que enarbolan la bandera de la libertad de expresión, en su diario esconden noticias relevantes que generan incomodidad al mando de turno e inventan otras útiles que a menudo entorpecen el ejercicio de la democracia.
La tentación debe ser alta, pues de lo contrario no se explica por qué con La Nación no se ha hecho lo que al inicio de la democracia se hizo con TVN: un estatuto de autonomía que impone el autofinanciamiento y que da cabida equilibrada a la oposición. Y por favor no me den el mal argumento de que es porque
la propiedad del diario público no es completamente del Estado.
Los resultados de ambos caminos están a la vista: mientras TVN no se cansa de liderar las audiencias televisivas, La Nación se pudre sin ser abierta –ni leída, por supuesto- en los escritorios de las oficinas públicas, casi únicos suscriptores, y por fuerza.
Dicho en fácil, nada justifica a estas alturas que el Estado tenga un diario, ni mucho menos que sea manejado de esta manera.
La reciente edición dominical ha logrado superase a sí misma, alcanzando niveles de sumisión a La Moneda que ya no dan ni rabia. Da más bien pena, especialmente por los profesionales que a lo mejor no tienen la oportunidad de salir corriendo y trabajar en otro sitio más dignificante y que deben taparse las narices y aperrar. A ellos mi solidaridad.
La portada de
La Nación Domingo del 15 de abril intentó con malas armas –y con información muy tendenciosa- desviar la responsabilidad propia de una de las peores semanas de sus jefes. Para tratar de tapar el error y el horror de la presidenta Bachelet de enfocar el centro de los problema de la educación chilena en el lucro de algunos colegios subvencionados, este diario optó por prender el ventilador en contra de Patricia Matte, una de las personas que más sabe del tema y que dirige la Sociedad de Instrucción Primaria, la que desde hace 150 años da educación de calidad, y sin fines de lucro, en sectores populares. ¿Cuál es el pecado que amerita su lapidación y el título de “La guardiana del lucro” a toda plana (en la lógica estatista de que el lucro es perverso)? Ser parte de una familia muy rica, tener los apellidos que tiene y ser de oposición. ¡Magnífica tolerancia la de estos liberales!
Tan autorizada es la voz de Patricia Matte en esta materia, que hace pocos días –según leí- la propia ministra Provoste la recibió en su oficina para hablar sobre educación. Pero a La Nación eso le importó poco y prefirió decir que
“la Alianza la convenció para salir a la pizarra en su cruzada contra la reforma de la educación”, en circunstancias que al día siguiente del anuncio presidencial, en una entrevista en que yo participé en Radio Duna, Patricia Matte dijo que si bien le parecía mal poner el énfasis en lo del lucro –lo mismo que dijeron Bitar, Brunner y la DC completa-, encontraba que el proyecto tenía muchas cosas positivas.
No conozco a la señora Matte pero si la profundidad del drama de la educación en Chile. No comparto la mayoría de sus ideas –sobre todo las del pasado-, pero me rebelo a la clase de periodismo sobreideologizado que pone los odios sociales, sus sesgos y la amargura por sobre las verdades: Patricia Matte puede contar sus millones de dólares en miles, sí –y qué hay de malo-, pero también puede mostrar una trayectoria en trabajo social de calidad que dejaría pálidos a los panfleteros de la democracia si entendieran el nudo del problema.

*Nota al margen: Una cosa le concedo a La Nación: tanto es su odio al lucro y a la iniciativa libre de los particulares, que se atreve a denunciar prácticas impresentables que otros diarios protegen porque tocan a sus grandes avisadores. Ahora, si La Nación tuviera avisadores, quién sabe si otro gallo cantaría.

Monday, April 16, 2007

Para estar muy al día

En su página no dicen quiénes son, pero gente muy amable reunida en portadaschilenas cada día cuelga virtualmente las portadas de los principales diarios, páginas web y revistas chilenas lo que permite hacerse rápidamente una idea de cuáles son los temas, golpes y ausencias del día. Además de comparar titulares, se puede acceder directamente a los medios desde ahí. Un aporte, muy útil además para los chilenos que están viviendo afuera y no pasan todos los días frente a los quioscos.


Ahora, por otra parte si lo que uno quiere saber es si en el resto del mundo los medios hablan más o menos leseras que los chilenos, si los titulares son mejores o peores, si a la prensa nacional se le pasó algún tema importante o qué tan distintos son nuestros diarios de los del otros países no hay mejor página que la del Newseum, el museo de las noticias, que todos los días recolecta y pone a disposición de sus visitantes las portadas de 586 diarios y revistas de 53 países. Hoy por ejemplo, se puede que el Washington Post dedica un gran titular a un artículo a la vida en Río de Janeiro, algo así como Vivir y Morir en Río, o que The Spokesman-Review, de Spokane se refiere a los beneficios económicos que tiene la inversión en programas de prevención del abuso infantil mientras que en The Province -diario canadiense que circula en Vancouver- Gurjeet Ghuman, mujer que hace seis meses fue baleada por su marido, confiesa que se siente mejor que nunca pese a que perdió la vista.

Aunque las primeras páginas son mayoritariamente de medios de Estados Unidos también considera otros canadienses, belgas, alemanes, franceses, varios brasileros, colombianos, y finlandeses por mencionar algunos. El sitio incluye además un análisis diario de los titulares, y un archivo con las portadas de fechas históricas tales como las del 12 de septiembre del 2001, el día siguiente de los atentados a las Torres Gemelas y Pentágono. Miren que impresionante la del Times de Londres.

Thursday, April 12, 2007

Sería todo no más

El Mercurio ha decidido interrumpir una larga relación con un colaborador: Rafael Gumucio. El escritor empezó a colaborar hace años con ese medio, y ha escrito para distintas secciones. En su momento publicó en la Zona de Contacto y textos suyos han aparecido en Artes y Letras, la Revista Ya y no estoy segura si en El Sábado. Ahora último, además de uno que otro artículo esporádico en alguna de esas secciones, aparecía cada cinco semanas en la "Página de" en la Revista de Libros, la última de las cuales se llamó "La necesidad de los dioses". Pero se acabó. Esta semana a Gumucio le informaron que por orden del director queda fuera del grupo de escritores que se va turnando ese espacio. El argumento fue que publica en muchas partes y que el mismo día que aparece su columna también sale "Dios es mi copiloto" en Las Últimas Noticias.
A Gumucio le importó. La columa en la Revista de Libros tiene un tono distinto al resto de sus cosas. Mientras en LUN o en The Clinic toca temas políticos y más cotidianos, ahí solo habla de literatura por lo que era la más querida de sus secciones. Lo que no está claro es si eso significa que se acaban sus relaciones con El Mercurio o si va a continuar colaborando esporádicamente con ese u otro suplemento.
Junto con eso, también se acaba la sección "El lector compulsivo", del Dr. Van der Weintraube (seudónimo) que también se publica en la Revista de Libros.

Monday, April 09, 2007

¿Quién carajo entiende algo de la TV digital?

Yo no. En las últimas semanas, justamente después de que el gobierno decidiera aplazar la definición sobre el estándar técnico para la televisión digital, el debate ha comenzado a prenderse. Columnas, insertos, reportajes, editoriales, cartas a los directores y artículos. Pese a toda esa cantidad de información seguir la discusión sigue siendo complicado, y por lo visto, no necesariamente porque el debate sea muy técnico sino porque hasta ahora no se ha transparentado qué es lo que están discutiendo realmente los actores interesados y expertos.

Para entender hay que tener en cuenta algunos hechos previos: la Subtel, que depende del ministerio de Transportes, tiene la misión de definir el estándar técnico que se va a ocupar la televisión digital terrestre. En principio hay tres posibilidades en competencia: la norma americana (ATSC), la europea (DVB) y la japonesa (ISDB), pero en la práctica está última está más bien descartada, porque aunque es la más pro en términos tecnológicos -era que no- es la más cara.

La Subtel había prometido una definición para fines de marzo, y es un secreto a voces que estaba lista para anunciar que la elegida era la norma europea. Sin embargo, antes de que eso ocurriera los canales -agrupados en la Anatel- comenzaron un fuerte y público lobby a favor de la norma americana y hasta fueron hablar con la presidenta Bachelet. Resulta que sus oraciones fueron escuchadas y el desorden transantiaguino les trajo un afortunado cambio de gabinete. Entre otras cosas, con éste llegó un nuevo ministro de Transportes y Comunicaciones, René Cortázar, quien a los dos días de asumido anunció que la presidenta había acordado con la Anatel seguir buscando puntos de encuentro y que en resumen se posponía la definición.

Desde entonces, como ya dije, el debate se ha prendido y salen los defensores de la norma americana, mientras que otros destacan las bondades de la europea. Se usan argumentos de calidad, precio, economías de escala, sin embargo, lo que he logrado entender es que acá más allá de cuál decodificador es más barato y quien va a ofrecer mejor definición lo que realmente está en juego es si la industria de la televisión se mantiene como está, con los canales existentes, o si debería abrirse y favorecer la entrada de nuevos actores. Y eso recién se está transparentando ahora, y a mí me ha resultado de gran utilidad para entenderlo
la discusión que tienen varios profesores de la UC en el blog de Eduardo Arriagada.

El problema se puede resumir así: la norma americana (ATSC) tiende a privilegiar más bien el estado de cosas actual y por esa misma razón los canales son sus principales hinchas. La torta publicitaria -dicen- apenas alcanza para los que somos y quieren meter más actores. Ja (Véase
artículo de La Nación Domingo). Mientras que los detractores de la norma americana aseguran que si se ésta se aprueba vamos a seguir igual, y la única gran diferencia es que vamos a seguir viendo al Kike Morandé pero en alta definición, tal como me comentó irónicamente un entendido.
Mientras tanto la norma europea (DVB) es más flexible, permite la transmisión a aparatos móviles como los celulares -razón por la cual las empresas de telefonía están entusiasmadas con esta norma- y permitiría la existencia de más canales. Eso abriría la puerta a nuevos actores, más voces y pluralismo, muy atractivo. Pero como ya habrán aprendido ustedes, gracias a la gentileza de Ricardo Lagos, una cosa es el diseño y otra la implementación y a veces las ideas se concretan de maneras inesperadas. Por ejemplo, el académico de la UC, Eduardo Arriagada cree que la adopción de la norma europea y la aparición de nuevos canales "significaría condenar a la televisión a una situación parecida a la de nuestro mercado de revistas y de radios: un sector con muchos canales menos rentables, lo que al final se traduce en un periodismo barato junto el desarrollo de grupos económicos que al controlar varias señales revierten el pluralismo inicial perseguido". Sin embargo, varios de sus pares le discuten.

Mientras, en el mismo blog de la UC, Sergio Godoy, quien lleva tiempo profundizando en la televisión digital, asegura que "la discusión de la norma técnica es DIFERENTE a la discusión sobre cómo se van a asignar las nuevas concesiones de TV digital. Y esa discusión es mucho más compleja que la burda simplificación que ha estado aflorando en los medios chilenos, haciéndonos creer que (a) basta con resolver entre ATSC y DVB...", lo que significa entonces que se han estado mezclando peras con manzanas.

En resumen entonces, no hay ninguna claridad sobre el tema. Lo impactante es que este debate recién ha venido a tomar vuelo ahora, siendo que si no fuera por el Transantiago ya estaría requetecortado. Aunque no tengo nada contra el señor Pablo Bello, subsecretario de telecomunicaciones, y de hecho he escuchado que es muy serio, dado que este asunto finalmente está radicado en el mismo ministerio que ha tenido a cargo la gran revolución en el transporte público hay razones para preocuparse por lo que más vale interesarse y estar atento a las decisiones que se tomen. Después de todo si hay algo que aglutine y sea más masivo en esta sociedad que el transporte público, es la televisión que después del sueño y el trabajo es lo que más horas chilenas consume cada día.

Para los interesados aquí van algunas otras cosas útiles para la lectura:
La televisión digital en 10 simples puntos por Francisco Javier Fernández. Columna de Lucas Sierra, férreo partidario de la norma europea, en El Mercurio del lunes. Respuesta a Sierra de Marcelo Pandolfo de Red TV . Especial del año pasado de la Revista del CNTV dedicado a la TV digital, artículo de Sergio Godoy y su informe "Desafíos regulatorios para la adopción de la Televisión Digital Terrestre en Chile". Televisión Digital Terrestre por Wikipedia.

Sunday, April 08, 2007




Esta sí que es guerra

Si usted cree que la que hay entre El Mercurio y La Tercera es una guerra manifiesta es porque no ha visto la que se libra en la Quinta Región entre El Mercurio de Valparaíso, La Estrella y el El Observador. A juzgar por el artículo que publicó este último medio el domingo 1 de abril, aquí no hay contemplaciones. Aunque tal como recalca el reportaje "La profunda crisis de El Mercurio de Valparaíso", la prensa chilena no acostumbra a aludir directamente a la competencia, hay excepciones como ésta en que se relatan la salida de dos de los principales ejecutivos del simbólico diario de la Quinta Región. "Los lectores están primero y el descabezamiento del diario más antiguo de habla hispana por mala administración es una noticia que se puede leer en pocos lugares, dado el panorama de la prensa nacional", dice el director y dueño de El Observador, Roberto Silva Bijit.

El artículo de El Observador se centra en los problemas financieros por la que atravesaría su competencia mercurial, en un artículo que más bien parece una columna, porque a veces tiene más opiniones que datos: "La razón principal de la crisis es no saber competir, no estar preparado para casi ningún tipo de competencia, lo que debilita todas sus estrategias y pone en crisis económica a la organización. Se podría decir que sus ejecutivos no tenían mucha fe en la economía de libre mercado", dice la nota que la gente del diario también han hecho circular por email.

Tras la compra de El Sur de Concepción por parte de El Mercurio, El Observador -junto a El Día de La Serena, El Centro de Talca y La Prensa Austral de Punta Arenas- es uno de los pocos diarios regionales que realmente compiten con los de la cadena mercurial que ya suma 24 medios en el país. "Nos sentimos la contraparte de la globalización, mientras más le dicen a la gente lo que pasa en el mundo, menos opciones tienen de saber lo que pasa a la vuelta de la esquina de su casa", dice Silva Bijit, quien lo fundó hace más de tres décadas.

Durante años El Observador fue el diario de referencia en la Quinta interior, es decir, Quillota y sus alrededores, sin embargo, hace un año decidió salir a hincarle el diente a la zona costera y el 21 de abril lanzó El Observador de Viña del Mar, que actualmente circula sábados y domingos. No se sabe quién siguió a quién, pero esto se cruzó con los planes de El Mercurio que ese mismo día comenzó a sacar en las mañanas su hasta entonces vespertino La Estrella. Mientras, El Mercurio de Valparaíso reforzó y aumentó sus páginas dedicadas a la zona interior de la región.

Hasta ahí todo muy propio de la competencia, sin embargo, lo que denuncia El Observador en su reciente artículo es que El Mercurio de Valparaíso está haciendo algo así como dumping, es decir, que ha bajado los precios de la imprenta y los avisos publicitarios a niveles irrisorios para así reventar a su compentencia -El Observador de Viña del Mar- lo que le estaría pasando la cuenta y habría alertado a los ejecutivos en Santiago: "desde el punto de vista comercial, El Mercurio enfrenta a las imprentas, las radios y al diario, con tarifas que no son coherentes con sus costos, razón por la cual, al analizar desde Santiago su operación durante el año 2006, comprueban un bajísimo rendimiento, que obliga al despido de sus dos principales ejecutivos y conductores de la ciega lucha no por competir con otras empresas, sino por eliminar a sus adversarios", dice el artículo de El Observador en el que también asegura que su competencia tiene deudas impagas con los proveedores y censura contenidos.

Aunque el artículo fue el comentario obligado de la semana pasada y pasó de mano en mano, al menos públicamente El Mercurio de Valparaíso ha ignorado las dulces palabras que le dedicó su competencia y en El Observador no han recibido respuesta de ningún tipo. Sin embargo, como era de esperar el reportaje produjo malestia en el medio aludido, e incluso periodistas que no son muy entusiastas de la empresa mercurial con la que el año pasado tuvieron conflictos laborales, se pusieron la camiseta y criticaron el tono que consideraron "mala leche". Pese a eso dicen que varios de los problemas enunciados son reales. "Por ejemplo, es verdad que ha habido dificultades en los pagos a los proveedores. Te doy un caso cotidiano: antes el diario tenía canje con varios restoranes para el almuerzo de los periodistas. Hoy en cambio solo los recibe uno y así ha pasado con otros servicios", explica un integrante de El Mercurio de Valparaíso.

Sin embargo, la guerrilla comercial entre El Observador y El Mercurio de Valparaíso ha tenido una consecuencia positiva en la prensa de la zona, le ha dado más dinamismo y tiene a los periodistas más entusiasmados buscando temas y golpes.

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