La molestia de los corresponsales
Como buena parte de lo que se publica en el resto del mundo depende de ellos, es común que a los corresponsales extranjeros se los trate con cariño. Así fue al menos durante el gobierno de Ricardo Lagos quien organizaba desayunos periódicos con estos periodistas, muchos de los cuales son chilenos que trabajan para medios internacionales, y que en general solo tienen buenas palabras sobre la accesibilidad del ex presidente.
Aunque las comparaciones sean odiosas -sobre todo si el referente anterior es el presidente más mediático que hemos conocido- las cosas han cambiado con Michelle Bachelet. Desde que asumió quedó claro que ella no tiene la intención de estar permanentemente en los medios como su antecesor. Con los canales y diarios extranjeros la situación no ha sido distinta y hay corresponsales que se han quejado de las dificultades para llegar hasta la presidenta. Si bien, las relaciones poco a poco comienzan a normalizarse, han pasado por momentos difíciles.
Los reclamos de estos periodistas empezaron durante la campaña presidencial. Mientras que con Tomás Hirsch, Sebastián Piñera y sus respectivos comandos los contactos resultaron fluidos, no ocurrió lo mismo con Joaquín Lavín ni con la actual presidenta y les costaba acercarse a elllos. Tanto así que la Asociación de Corresponsales Extranjeros en Chile -que actualmente agrupa a cerca de 50 periodistas e incluye a los de casi todas las agencias importantes, a la BBC, CNN, El País, La Vanguardia, El Comercio de Lima, Libération, The Economist, pero insisto actualmente, porque algunos se han afiliado en los últimos meses- discutieron la posibilidad de denunciar el poco acceso a la información que ambos candidatos les estaban dando a través de una carta pública. Finalmente rechazaron la idea porque solo quedaba una semana para las elecciones y podían acusarlos de estar tratando de influir en los resultados.
Pero vamos atrás. Molestos por la indiferencia con que ellos consideraban que los había tratado la candidata de la Concertación, tras el debate presidencial, ahí mismo en el set de televisión, algunos corresponsales le reclamaron a Ricardo Solari y 10 días después consiguieron un desayuno de una hora y media con la actual presidenta. Entre la cantidad de asistentes y tanta pregunta acumulada en el tiempo, la reunión fue poco fructífera (“desastrosa”, dice uno). Bachelet rechazó las críticas y explicó que simplemente tenía poco tiempo y su interés estaba puesto en el contacto directo con la gente, argumento que se sumó a ese que algunos miembros de los comandos les decían por lo bajo: "es que los corresponsales extranjeros no votan". Según explica un periodista de un medio extranjero, “la mala de la película fue desde el principio Marta Hansen (jefa de prensa), que aparentemente era muy servicial, pero a la hora de la verdad, nada”.
Resignados a que no tendrían mejor suerte durante la campaña, apostaron a que tras las elecciones disminuiría el hermetismo. Pero sus esperanzas, a su juicio, fueron en vano. Mientras que dos días después de la victoria de Bachelet, una vez más Lagos los invitó a un desayuno sin apuros, el acceso a la presidenta electa siguió siendo difícil.
Tras el cambio de mando, los corresponsales se sintieron huérfanos: durante el gobierno de Lagos tenían una relación estrecha con Fernando Reyes Matta, el asesor internacional del presidente, lo que les aseguraba un buen flujo de información. Tras asumir Bachelet el contacto con los medios extranjeros pasó a depender del Departamento de Prensa Internacional, que forma parte de la SEGEGOB y cuya oficina está fuera de La Moneda, por lo que pese a las buenas intenciones de los encargados, el contacto con el gobierno se empobreció.
Finalmente después de varios pataleos, tanto el ministro Ricardo Lagos Weber como el director de la secretaría de Comunicaciones, Juan Carvajal, se enteraron y éste último los citó a una reunión donde los corresponsales se desahogaron, reclamaron por el hermetismo de la presidenta y por las exigencias de mandar previamente los cuestionarios de las entrevistas que han recibido algunos de ellos. Carvajal se comprometió a arreglar la situación y efectivamente pocos días después, el 23 de mayo, la presidenta los invitó a un desayuno. Con la intención de comenzar a normalizar la relación no hubo reclamos sino que solo sonrisas. Desde entonces han bajado el tono de las críticas y aseguran que ministros como Lagos Weber o Alejandro Foxley se han mostrado accesibles, aún cuando la situación con la presidenta no ha variado mucho. Por eso, uno de ellos parafrasea a Bachelet y asegura que "el gobierno debe comunicar mejor".
Por otra parte hay que tener en cuenta que la actual presidenta por razones como su historia y por ser mujer genera mucho interés en los medios extranjeros. Actualmente, se han juntado cerca de 150 peticiones de entrevistas para canales y diarios de otras partes del mundo. ¿Cuántas ha concedido hasta ahora? Es un dato que actualmente estoy tratando de chequear, pero solo sé que son más de 20. Por ejemplo a la CNN le dio una la semana después de ganar las elecciones (aunque lo común es que los presidentes electos le den una a esa cadena apenas se confirma su victoria) y otra ya estando en el poder. Mientras, hay otros que están esperando desde que era candidata.